Revista Cultura y Ocio
El teniente Giovanni Drogo tiene como primer destino una lejana fortaleza que defendía el lugar donde antaño los tártaros atacaban el país y hogaño es un lugar destinado a esperar y a desesperar esperando que algo suceda entre la rigidez de las normas militares y la soledad absoluta y repetitiva de un lugar que está, ya, fuera del mundo. El teniente Drogo tiene la posibilidad de salir de allí, pero decide quedarse esperando el momento de que le lleguen las glorias militares, la lucha, la guerra...
Este libro, que es acaso la obra maestra de Buzzati y que ha inspirado un hermoso filme de Valerio Zurlini, está regido por el método de la postergación indefinida y casi infinita, caro a los eleatas y a Kafka. El ámbito de las ficciones de Kafka es deliberadamente gris y mediocre y sabe a burocracia y a tedio. Tal no es el caso de esta obra. Hay una víspera, pero es la de una enorme batalla, temida y esperada. Dino Buzzati, en estas páginas, retrotrae la novela a la epopeya, que fue su manantial. El desierto es real y es simbólico. Está vacío y el héroe espera muchedumbres.
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