Dino el gigante valiente
(Cuentiario)
Caminaba un día por una calle de mi ciudad en busca de un amigo, cuando al llegar me sorprendió un enorme perro de color marrón, tan fornido como un león; con patas del tamaño de un guante de beisbol. Su ladrido grave retumbaba en toda la cuadra, lo cual me produjo un gran nerviosismo por pensar que pronto sería víctima de su mordida y rasguños.
Al atenderme mi amigo, dueño del perro, luego de su saludo me comentó que el nombre era Dino, que aunque no era amante de los animales desde que se lo obsequiaron, una familia que se mudaría fuera del país, le había tomado mucho cariño por su fidelidad e inteligencia. Sólo que mi amigo se quedó corto en su relato, pues Dino, de un momento a otro, se convirtió en un perro tan dócil, juguetón y amable que costaba creer que apenas minutos antes parecía el más rabioso de los canes.
Era tan grata l actitud juguetona de Dino que las semanas siguientes pasaba frente a la casa de mi amigo solo para verle, y de ser posible, jugar un rato y alimentarlo. Pronto Dino se convirtió en la atracción de la cuadra; muchas personas caminaban por la acera para observar su docilidad y simpatía hacia todo aquel que le manifestara su alegría.
No faltaban ocasiones en la cual Dino escapaba al ver la puerta abierta causando el estupor de los transeúntes, quienes palidecían al verlo correr por la calle reconociendo el entorno para él desconocido. Un día, de aquellos que disponía para visitar a mi amigo y a Dino, cuando estaba por llegar a su casa, de repente apareció un perro de hocico ancho y fuerte, tamaño mediano y cuerpo musculado; de esos que llaman Pitbulls. Al reconocer su raza y de lo que es capaz su poderosa mordida me alarmé. Traté de regresar a ritmo lento, al fondo escuchaba los ladridos de Dino cual guardián de su territorio, cuando dicho Pitbull corrió hacia mí en señal de ataque. Del miedo me paralicé. Mis piernas congeladas y mi voz muda, finalmente reaccioné al tenerlo cerca, sin embargo no pude evitar su ataque, por lo que caí al suelo. Como podía trataba de librarme de él pero era inútil, sólo me quedó me quedó pedir auxilio a Dino en un acto de desesperación. No se sabe como, mientras estaba en el suelo defendiéndome de las mordidas del perro apareció Dino para atacarlo.
La lucha fue feroz y reñida entre ambos canes poderosos. Del Pitbull conocía a través de historias que eran tenaces y feroces, pero mi sorpresa fue la actitud guerrera del Fila Brasilero llamado Dino, que provocó la huida del Pitbull por tan gallarda resistencia. Dino a partir de aquella tarde se convirtió en el héroe del barrio y se encargó de ahuyentar con sus ladridos a aquellos que querían molestar en la zona.
Siempre me pregunté el por qué Dino luchaba con tanto fervor como si de mi vida dependiera la suya, luego averigüe que los perros de su raza, cuando se habitúan a la presencia de alguien los protegen como si fueran de los suyos; se convierten en familia.
Por ello, desde ese día Dino es el gigante valiente.
Carlos Martínez Álvarez