El nulo respeto de las grandes editoras de cómics norteamericanas (léase Marvel y DC) hacia los derechos de autor y la generalización del sistema underground de venta directa a librerías favoreció la irrupción de editores independientes, abiertos a todo tipo de temas y tratamientos formales. Su éxito llevó a las grandes a replicarlas. En 1982 Marvel lanza el subsello Epic, que sí cuidó a sus creadores y, lo que más nos interesa, dio cabida a varias series con dinosaurios (Dreadlands, Timespirits...) y, sobre todo, publicó una antología en cuatro entregas en 1992 con un título tan sugerente como Dinosaurs: A Celebration... ¿A que dan ganas hasta de cantarlo? (si OT destruyó el panorama musical de este país, yo puedo utilizarles para un chascarrillo).
El editor, el británico Steve White, la presentaba recalcando su carácter didáctico, pero es en el epílogo de Dan Abnett donde, aparte de conocer la fascinación de ambos por Dinosaur Heresies de Bakker, hemos encontrado las claves reales de la obra: “Lo que Steve ha orquestado aquí es un intento de canalizar el entusiasmo por los dinosaurios lejos del aplastamiento gratuito de coches y las preocupaciones de los neandertales, regresando al mundo genuino de las criaturas, que no se ha perdido tanto como ignorado.”
Anquilobélix a Anquilosaurix: "Están locos estos gallimimus" ("Tormentas de arena y otros peligros")
Junto a interesantes artículos divulgativos, cada ejemplar contenía cuatro cómics de seis páginas cada uno protagonizados en exclusiva por dinosaurios. Los guionistas Abnett, Graham Marks, Euan Peters y Nicholas J.Vince se repartieron cuatro historietas por barba –Vince cedió una a John Freeman-, y cada cómic fue ilustrado por un dibujante diferente.
Unos baryonix "Peleando por pescado"
El primer número, subtitulado “Terrible Claws and Tyrants” y con portada de Kevin Walker, contenía los cómics “The Food Chain” (Marks/Geoff Senior), “Fighting for Fish” (Peters/Richard Dolan), “Hunting a Herbivore” (Marks/John Watkiss) o “Pterosaurs” (Abnett/Dermot Power).
Impresionante acantilado de Dermot Power para "Pterosaurios"
En “Egg Stealers and Earth Shakers”, con portada de John Bolton, encontramos las historietas “Oviraptor on the Prowl” (Peters/Andrew Currie), “Battling for Survival” (Vince/Doug Braithwaite y Garry Leach), “Escaping the Hunters” (Peters/Chris Foss) y “Blood Bath in a Drying Lake” (Peters/Liam Sharp).
"Escapando de los cazadores"
El tercer número, “Bone-Heads and Duck-Bills”, contenía una fantástica portada de Garry Leach y los cómics “Kakaru, the Coelosaurus” (Abnett/Steve Hambridge), “Leadership Fight” (Marks/Phil Gascoigne), “Rough Play” (Marks/Luis Rey) y “Always Watch Your Back” (Freeman/John Higgins).
Psicodélicos hadrosaurios lambeosaurinos en "Lucha por el liderazgo"
La última entrega, “Horns and Heavy Armor”, con cubierta de Richard Dolan, incluía “Sandstorms and Other Dangers” (Vince/John McCrea), “Protecting the Young Ones” (Abnett/Kevin Hopgood), “Passing the River” (Abnett/Colin McNeil) y “Breeding” (Vince/Andy Lanning).
Y cerramos con una reflexión de Dan Abnett, en el ya mencionado epílogo de la obra: “Eso es lo que pasa con los dinosaurios: no puedes vivir con ellos, no puedes dispararles. No puedes hacer nada más que admirarlos. Los creadores de cómics admiran a los dinosaurios, por regla general. Son extraños, maravillosos y lo más parecido a monstruos reales que jamás haya existido (...) Sirven de inspiración para la fantasía, pero fueron reales. Los amamos porque ya no están en este mundo, pero realmente lo estuvieron. Les infundimos nuestras propias cualidades de crueldad sin sentido, rabia, intolerancia y brutalidad. Los consideramos estúpidos, lentos y pesados. Los hemos convertido en nuestra metáfora número uno de todo lo que está anquilosado, pasado de moda, mal administrado, es ineficiente o fallido.
Al tiempo le gusta repartir ironía, estoy seguro. Qué apropiado que nuestra especie, que ha estado correteando por aquí durante unos minutos, geológicamente hablando, ideando los inventos más horribles de la historia y contribuyendo, en general, con una gran cantidad de basura a este alojamiento alquilado, utilice para simbolizar un fracaso gigantesco a uno de los mayores éxitos de la naturaleza.”
"Protegiendo a los jóvenes"
PALEONOTES (by CarlosDino)
El carácter divulgativo previamente mencionado está muy presente, lo que hace que nos encontremos ante un producto más que notable en lo que a representación científica se refiere. El baile de dibujantes hace que el resultado no sea igual de óptimo en todas las historias, pero sí estamos ante un cómic que, en general, captura a la perfección el conocimiento dinosauriano de la época. La Dinosaur Renaissance brilla aquí, por fin, en todo su esplendor: estas maravillosas criaturas aparecen finalmente como animales ágiles, activos, de colas elevadas y sangre caliente, con los terópodos siendo terribles depredadores y los herbívoros apareciendo como magníficas e imbatibles bestias. Y todos ellos con looks y anatomías mucho más cercanas a las de sus contrapartidas reales. Sí, de vez en cuando veremos todavía alguna cola arrastrando por el suelo o algún terópodo en posición de canguro, pero son excepciones puntuales.
Hay que reseñar lo muy al día que estaban estas viñetas, mostrando algunos géneros de dinosaurios descubiertos muy pocos años antes, como los terópodos Baryonyx o Carnotaurus, o hipótesis puramente "dinosaurrenaissancerianas" como la caza en grupo por parte del raptor Deinonychus. Además, aquí se acaban los anacronismos, y cada animal aparece en el ecosistema y época que le corresponde, compartiendo escena únicamente con otros organismos con los que convivió en la vida real. Por poder, podemos hasta congratularnos por la presencia de algunas tímidas protoplumas en terópodos no avianos algunos años antes de que se describiera el primer fósil de un carnívoro emplumado.
Struthiomimus luciendo penacho en el cogote (no tiene tupé porque aún no se había inventado la gomina)
Claro que no es un cómic perfecto, y si nos ponemos estrictos le podemos sacar fallitos, aunque muchos de ellos son producto, una vez más, del conocimiento de la época. Seguimos encontrándonos con la vela de piel en Parasaurolophus, así como plesiosaurios medio anfibios (hoy en día sabemos que eran mucho más acuáticos) o un Quetzalcoatlus con un cráneo que poco tiene que ver con el que conocemos en el animal real. Algo más gordo es lo de las muñecas de los terópodos, con manos en posición de pianista (pronadas, en vez de supinas o "con las palmas hacia dentro"), un fallo recurrente en la cultura popular dinosauriana y que "Jurassic Park" fijaría durante décadas (ha tenido que llegar "Battle at Big Rock", en 2019, para poder ver por fin un carnívoro con manos orientadas correctamente en la saga).
Sin embargo, todas estas cosas quedan empequeñecidas si miramos el resultado general de este cómic, altamente satisfactorio. Teniendo en cuenta lo que habíamos tenido durante años y años, lo que nos encontramos en estas viñetas es, como bien dice su título, motivo de celebración.