Jim Lawson es otro viejo conocido del blog al que tenemos que recuperar. El motivo es Paleo: Tales of the Late Cretaceous (2001), una serie protagonizada por dinosaurios que publicó en Mirage, la casa de las Tortugas Ninja.
Dejemos que nos la presente Steve Bissette: “Paleo es un genuino cómic de dinosaurios, una rara avis (...) Hubo cómics de dinosaurios antes de Paleo, y el nuevo nivel que Paleo representa inspirará sin duda a otros a llegar más lejos con estos huesos sin fosilizar.”
Bueno, no cabe duda de que Paleo es una gran “epopeya dinosauriana” y está exquisitamente realizada a nivel gráfico. Con alrededor de cuatrocientas páginas, consta de una serie limitada de seis cuadernillos a los que se añadieron otros dos al recopilarla en un volumen.
La acción tiene lugar la formación Judith River de Alberta (Canadá), hace 70 millones de años. La historia comienza con una triceratops que huye de unos daspletosaurios y acaba atrapada a merced de una manada de pequeños chirostenotes. Consigue liberarse pero termina cruzándose de nuevo con uno de los daspletosaurios... al que un deinosuchus coge por sorpresa. Suficiente para ambientarnos en el Cretácico Superior, un mundo cruel donde la supervivencia exige constante atención y, a veces, un poco de suerte.
En el libro segundo conocemos por fin a los protagonistas de la serie, una pandilla de dromeosáuridos adolescentes. Como todos los chavales, se pelean, flirtean con las chicas y... dan caza a un tsintaosaurio (en realidad es un animal asiático, así que no deberíamos encontrarlo en Alberta), del que no pueden disfrutar por la irrupción de un gran albertosaurio, que termina con el líder de la manada. Esto plantea dos problemas al grupo: se han quedado sin comida y deben elegir un nuevo líder...
En el libro tercero acompañamos a una familia de estegoceras que serán atacados por nuestros jóvenes dromeosáuridos. Un quetzalcoatlus acabará apuntándose a la carnicería. Duro relato, no apto para espíritus sensibles.
El cuarto nos narra “un atareado día en la vida de un plotosaurio”, que comienza con una excursión de nuestra pandilla de dromeosaurios a la costa.
Si el protagonista del quinto es un viejo albertosaurio, en el ocaso de la vida, en el sexto descendemos al mundo de los insectos, donde también hay depredadores y trampas mortales, como la resina que nos ha legado maravillosos tesoros envueltos en ámbar.
Un tiranosaurio ataca a un grupo de tescelosaurios que pastaban tranquilamente en el séptimo. Pero el rey también puede quedar atrapado en un lodazal como la libélula del capítulo anterior en la savia del árbol. Y en esas circunstancias, puede llegar a ser vulnerable... ¿o no? A fin de cuentas, sigue siendo el rey, ¿no?
En el octavo conocemos a una impresionante pareja de alamosaurios y su séquito de lambeosaurios. Para los saurópodos, las demás criaturas son insignificantes. Pero por grandes y poderosos que sean, una manada de tiranosaurios es capaz de ponerles en su sitio.
Varias historias breves aderezaron el relato principal a modo de entremeses. Nos ha gustado especialmente una construida a base de siluetas. En “Floater”, el protagonista es un cadáver que flota en el agua. “Easy” es un relato de amor y desamor, ampliando de este modo un poco la temática de los cómics de dinosaurios, cosa que echábamos ya de menos, la verdad. Aunque, claro, estamos en el Mesozoico y la violencia también forma parte del ambiente...
Baile de dinosaurios en "Easy"
Cuando su editora cambia de dueño, Jim Lawson la abandona. Pero siente que aún tiene cosas que decir sobre su saga cretácica y, a lo largo de 2011, publicó por entregas en su blog “Loner”. Recopilada en papel en 2014, está protagonizada por un tiranosaurio que cuando se cruza con una cría recuerda cómo tuvo que abandonar a su familia cuando era pequeño y acaba adoptándola.
En definitiva, en Paleo descubrimos que la etapa finicretácica supuso un momento de clímax de la historia de la vida. Una época en que la naturaleza mostró como nunca lo cruel y hermosa que podía llegar a ser.
PALEONOTES (by CarlosDino)
"Paleo" podría recordar a "Age of Reptiles" en muchos aspectos, en tanto y cuanto se trata de una epopeya dinosauriana en forma de cómic llena de vertiginosa acción y descarnada violencia. Como ocurría en aquella también, el tono y carácter de la historia narrada hace que nos alejemos hasta cierto punto de la verosimilitud científica. Aunque abarcando rangos temporales bastante menores, los anacronismos siguen presentes; con la mencionada excepción de Tsintaosaurus (del Cretácico asiático), todas las demás criaturas que veremos aquí se encuentran limitadas al Cretácico Superior norteamericano, pero aún así nos encontramos con organismos separados por lapsos de hasta 20 millones de años. El estilo de dibujo y las perspectivas forzadas adecuadas a su ritmo dinámico hacen además que la anatomía no esté a veces todo lo cuidada que debería, y en algunos casos nos encontraremos directamente rasgos morfológicos incorrectos (colas arrastrando por el suelo en los alamosaurios, posturas de canguro en Stegoceras y Corythosaurus, dientes con forma de molares humanos en varios dinos herbívoros.. etc). Además, habiendo comenzado a publicarse en 2001 y siguiendo su andadura durante años venideros (recordemos que llega hasta 2011 con "Loner"), quizás podría esperarse que fuera actualizando el diseño de los animales con los avances científicos del momento, como sí hizo Delgado en "Age of Reptiles". Sin embargo, en estos últimos números nos encontraremos, por ejemplo, dromeosaurios con el mismo aspecto escamoso y las mismas manos de pianista que las que habían aparecido en el primer número 10 años atrás.
Nos parece digna de mención la presencia del terópodo Chirostenotes representado como un carnívoro random de pequeño tamaño. Este peculiar aspecto para lo que hoy sabemos que es un ovirraptorosaurio se debe, seguramente, al hallazgo de varios restos fósiles a principios del siglo XX que fueron asignados a dicho género, entre los cuales se encontraban huesos de lo que se sabe ahora que eran dos animales diferentes. Mientras que las manos originales de Chirostenotes sí pertenecían a un ovirraptorosaurio, unos restos mandibulares y dentales atribuidos también a este género fueron posteriormente identificados como pertenecientes a un dromeosaurio y renombrados como Richardoestesia. No obstante, todo esto ocurrió algunas décadas antes de la publicación de "Paleo" (básicamente, a lo largo de la segunda mitad del siglo XX), así que en ese aspecto tampoco valía como excusa para este cómic (magnífico, por otra parte).
Chirostenotes de Jim Lawson
Recuerda, todos los cómics de dinosaurios están en "El Comicsaurio: La historia de los cómics de dinosaurios" editado por Applehead Team. Ya a la venta aquí