Escritor: Kenzaburo Oé
Años 60, Japón. Un hombre obeso; su
padre, ya muerto; y su hijo, también obeso, tienen en común un
mismo destino: la locura. Aunque de naturaleza diferente.
El hombre obeso percibe que su destino
es la locura, si no está ya ahí. ¿Hay una esencia común en la
naturaleza de su locura y en la de su padre?. Necesita conocer la
razón que hizo que éste se recluyera del mundo, hasta el día de su
muerte; Un descanso en esta obsesión, que más tarde se volverá a
recuperar, sucede con el nacimiento de su hijo retrasado, que como la
nueva vida que empieza cree poder crearse otra vida ligada a este ser
que lo necesita a él, ¿o es él el que lo necesita?
Y entre tanto, muy de pasada, pero con
su importancia: la locura que de forma casi generalizada dominó la
primera mitad del siglo XX, se nombran terribles sucesos como el del
genocidio de Nankín, Auschwitz, Dresden, Hiroshima, y que a mi modo
personal, no estaría mal pensar que fuese la razón del padre a
retirarse del mundo, pronunciando de forma repetida, siempre la misma
frase: “Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura”.
La locura del hombre obeso, diferente a
la del padre, bien pudiera ser derivada de las secuelas de una
sífilis mal curada, ¡o no! y el final de todo este deterioro,
consecuencia de la locura de este siglo XX, que se manifiesta en la
malformación que se transmite al nieto provocándole un importante
retraso mental. Pero todo esto no está nada claro.
Ya digo que me ha parecido una lectura
sencilla, pero muy extraña, de la que no estoy nada segura haber
llegado a entender lo que el escritor quería transmitir.
Así que, si alguien lo ha leído, y quiere dejar su interpretación ....