Creo que todo el mundo tienen en mente una marca icónica francesa, bueno puede ser que varias, no hace falta decir ni mencionar cuales. Son esas que comenzaron con la moda y siguen mostrando temporada tras temporada sus magníficas colecciones. Lujo, perfección y diseño juntos en una atmósfera parisina en la Puerta de Alcalá de Madrid. Primera planta de un edificio precioso. Ves la inscripción “Dior” en una puerta, llamas y te recibe una señorita con refinado acento francés. – Bienvenido a Dior Homme Nacho – Oh Gracias – ¿Quieres tomar algo? – Oh si, un zumo de naranja – Siempre tomo zumo de naranja, no tengo muy claro el por qué, será porque me gusta mucho y me aprovecho de ello o simplemente porque… si. Empiezo a ver la colección. Un burro, el otro, zapatillas perfectamente alineadas, zapatos, maletines… Cuando llego a los relojes y me vuelve a saludar una francesa sacada de Amelié, pienso en alzar la mirada y a través de las maravillosas ventanas de maderas, ver los campus elíseos y al fondo la torre Eiffiel. Pero no. Ahí sigue Madrid. Caluroso en noviembre.