Dior, en Omotesando, otra de esas “joyas” de los arquitectos Sanaa. Una propuesta sencilla y minimalista. Un gran prisma de vidrio y metal, austero y sin mayor ornamento.
El edificio se caracteriza por su “piel”, un elemento que permite en distinto grado la interacción visual con el interior del edificio. El efecto se consigue colocando detrás del vidrio una capa de acrílico traslúcido. La opacidad del acrílico es diferente en cada nivel, por lo que el efecto lumínico percibido desde exterior es diverso, tanto durante el día, como especialmente de noche, cuando el edificio aparece iluminado desde dentro, como vistiendo en un fino y liviano ropaje.