Dios solo tiene en sus manos los arcanos del porvenir, puesto que para él no hay pasado ni futuro.
Quejándose Sancho de que en vez de darle agua a las manos le hubiesen dado lejía a las barbas, dijo la Duquesa: "No tengáis pena, amigo, que yo haré que mis doncellas os laven y áun os metan en colada si fuere menester. Con las barbas me contento, respondió Sancho, que andando el tiempo, Dios dijo lo que será."
Cuando don Quijote dijo a Sancho que era lástima no pequeña, que aquella pobre señora estuviese encantada por su descuido y negligencia, respondióle Sancho: "Hay mucho que decir en eso: durmamos por ahora entrambos, y después Dios dijo lo que será. Sepa vuesa merced, que esto de azotarse un hombre a sangre fría, es cosa recia, y más si caen los azotes sobre un cuerpo mal sustentado y peor comido."
Dios sabe lo que será, dice también Teresa en su carta a la Duquesa, como puede verse en el fragmento inserto en el número 150. La Academia no considera que esto sea ningún adagio, sino una locución en que se explica la duda del cumplimiento o certeza de lo que se promete o asevera. Me parece que mas bien expresa la duda acerca de lo porvenir, al propio tiempo que la confianza en la protección del cielo. Así por lo menos parecen demostrarlo los tres ejemplos citados.
IMAGEN: EL COMERCIO
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