La frase es del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, quien es considerado uno de los pensadores modernos más influyentes del siglo diecinueve. Realizó múltiples críticas, entre ellas a la cultura, religión y filosofía occidental mediante la deconstrucción de los conceptos que las integran basada en el análisis de las actitudes morales [positivas y negativas] hacia la vida.
Para quienes no conozcan el concepto: la deconstrucción muestra cómo a partir de procesos históricos y acumulaciones metafóricas se han formado conceptos que aunque son útiles son a su vez sometidos a paradoja de la retórica de la metáfora y metonimia.
Nietzsche fue un ateo profeso. Murió a los cincuenta y cinco años de neumonía aunque al final de su vida padeció demencia. En este análisis/reflexión pretendo exponer el significado detrás de la afirmación filosófica.
Dios ha muerto, la frase, es un aforismo [sentencia que explica una verdad de manera breve] resultado de un nihilismo [negación de toda creencia] respecto a la pérdida de valores de la sociedad.
Supone de una madurez necesaria en el ser humano para prescindir de un dios que establezca los límites y pautas a la naturaleza humana [la moral] y que va ligada a lo irracional que es dios para Nietzsche en el sentido de que emana de la religiosidad, de la fe axiomática [proposición deducida lógicamente de un principio no demostrable], y a la pérdida colectiva de juicio crítico buscando el interés del poderoso.
Para el pensador alemán la creencia en dios, el judeocristiano, es consecuencia de la vida decadente, e incapaz de aceptar el mundo en su dimensión trágica; apela a una motivación psicológica: la idea de dios es un refugio para los que no pueden aceptar la vida. Es un balance creado para equilibrar la moral del amo contra la del esclavo.
Es importante decir que Nietzsche habla sobre la muerte de dios pero no quiere decir, para él, que dicho dios haya existido y después muerto [sería un absurdo porque contradeciría los atributos divinos] ya nunca creyó en la existencia de alguno. Esta idea señala simplemente que la creencia en dios ha muerto.
La muerte de dios es la forma de decir que los humanos ya no son capaces de creer en cualquier orden cósmico porque ellos mismos no lo reconocen como ordenador moral y esto conduce al rechazo de valores y a la ley moral universal. El mundo suprasensible ha perdido su fuerza.
La experiencia de la finitud, del sentirse sin remedio, desorientados, es, según el filósofo, necesaria para empezar un nuevo modo de vida: el superhombre, un legislador de la norma-moral que se somete a su voluntad; éste no sigue tradiciones ni reglas establecidas, y es individualista. Cree en lo real y en lo que ve, razona y al mismo tiempo aparece para cubrir el vacío que deja dios al morir y que exige ser llenado por alguna cosa.
En el lugar de la desaparecida autoridad de dios y de la doctrina de la iglesia, aparece la autoridad de la conciencia con la dominación de la razón buscando una transvaloración de todos los anteriores [divinos], o sea, una instauración de nuevos valores. Éstos necesitan un nuevo principio con otra manera de valorar, en base al egoísmo y las ansías de poder.
La moralidad [divina] tiene que ser sustituida por la verdad [racional/humana], ésta se basa en poner al hombre al servicio del propio hombre entregado a la consumación de su propia existencia. Se busca crear en el ser humano el modelo de moralidad del amo donde el individualismo sea la base del pensar contemporáneo. La muerte de dios crea una idea antropocentrista, negando la cultura teocentrista.
La frase no se tiene que entender como falta de fe ya que no es lo que Nietzsche quiso expresar sino que buscó la meditación que reflexiona sobre lo que ha ocurrido ya con la verdad del mundo suprasensible y su relación con la esencia del hombre.
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