La religión tradicional se ha encargado de que la gente no tenga confianza en la bondad de Dios. La religión enseña que a Dios un día puede ocurrírsele que usted se enferme o que empobrezca. Pero eso no es lo que enseña la Palabra escrita de Dios. Él no está confundido en cuanto al bien y el mal. Él sabe lo que significan la bendición y la maldición, y es el mismo significado que tienen para nosotros (porque hemos aprendido de Él).
En Deuteronomio 28 podrá leer las bendiciones y las maldiciones que Dios da al pueblo de Israel. En los versículos 11 al 13 Él resume las bendiciones:
Jehová te hará sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar. Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo y para bendecir toda la obra de tus manos. Prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza y no por cola; estarás encima solamente, nunca debajo, si obedeces los mandamientos de Jehová, tu Dios, que yo te ordeno hoy; si los guardas y cumples.
Es obvio que Dios sabe lo que es bueno y lo que no es bueno para nosotros. Él sabe que es bueno que tengamos más que suficientes provisiones naturales en la vida. Sabe que si sembramos, es bueno que recojamos una gran cosecha. Sabe que si tenemos ganado, es bueno que se multiplique. Sabe que es bueno que nuestros hijos sean bendecidos y que todos estemos con buena salud.
Por otro lado, Dios sabe que no es bueno que estemos enfermos, oprimidos o temerosos, o que seamos pobres. Es más, la palabra hebrea “shalom” que el Señor menciona tantas veces para bendecir a su pueblo, significa estar completo en espíritu, alma y cuerpo. Significa que no nos falta nada, que no hay nada dañado. Dios sabe que así es como deberían estar las cosas, y así es como Él las quiere; no solo para algunos cuantos de sus hijos, sino para todos. Como dice el Salmo 145:9: Bueno es Jehová para con todos.