Revista Opinión
Esta es tal vez la trinidad más letal que haya existido nunca. Los carlistas patentaron el lema, pero estas tres categorías son todavía capaces de desencadenar unas intensas emociones. Tan intensas... y a veces tan letales, que muchas organizaciones políticas las utilizan con total desvergüenza como zanahorias de las masas.
Con los vaivenes de la historia, "Dios" y "Rey" han dejado de tener cierta vigencia, pero "Patria" se mantiene.
Hace años, no muchos, pero los suficientes para ser ya historia, los anarquistas opusieron a la consigna anterior la suya propia: "Ni Dios, ni Patria, ni Rey, ni Amo". Esta "negación" la complementaron con otro lema
"No tengo bandera ni himno no tengo estado, ni líder, ni ídolos no tengo ejercito ni patria no tengo color ni raza no tengo ni dios ni amo no tengo nación... pero... ah ¡TENGO CORAZÓN!"
Aquello fue un exceso "poético" para las formaciones políticas de entonces. No reformaba ni cambiaba nada, al contrario rompía con todos los valores conocidos para crear algo totalmente diferente. Hoy sigue siendo un exceso, una utopía, un mal poema... un lema molesto.