Revista Cultura y Ocio

Dios siempre se comunica, ¿lo has escuchado?

Por Maria Jose Pérez González @BlogTeresa
Dios siempre se comunica, ¿lo has escuchado?
En las sextas moradas santa Teresa narra los extraordinarios regalos que recibe de Dios, quien siempre se comunica. Estas gracias integran todo su ser, le revelan su identidad auténtica y la preparan para la unión.
-Claudia Morales Cueto

Dios siempre nos sorprende, su amor es sin medida y se manifiesta de formas asombrosas. En las sextas moradas santa Teresa nos muestra como nuestro Señor siempre está deseoso de comunicarse con nosotros, de diferentes formas, maneras y circunstancias. No dejo de asombrarme cada vez que leo estos capítulos, tanto por la autenticidad y belleza con la que santa Teresa narra sus más íntimas experiencias con Dios, como por la generosidad y cuidado que tiene Dios con su amada.

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La espiritualidad como proceso de integración personal

experiencia mística

La espiritualidad como proceso de búsqueda de lo sagrado comienza con un descubrimiento, que despierta un deseo de conservación de la experiencia, y esto conduce a una transformación. El cuarto paso del proceso propuesto por los investigadores Ken Pargament y Annette Mahoney, quienes estudian este tema desde la psicología positiva, es la integración. En el caso de Las Moradas, la experiencia de transformación simbolizada por la metamorfosis del gusano que se convierte en mariposa, descubre a la persona la identidad a la que desde siempre había estado llamada, la de un ser creado por el Amor, para el Amor. Esa revelación requiere que integre en esta nueva identidad todas las esferas de su vida.

Integración o desintegración

Una de las características de la espiritualidad que integra es el respeto a la libertad, de la que habla santa Teresa en su conclusión al libro de Las Moradas. De acuerdo con Pargament y Mahoney, la espiritualidad que integra presenta caminos:

  • anchos;
  • profundos;
  • de acuerdo al contexto social y realidad de la persona;
  • flexibles;
  • continuos;
  • orientados a un destino sagrado que incluye a todos;
  • que dan luz para caminar hacia la plenitud;
  • que se recorren con libertad.

Por su parte, las espiritualidades que desintegran a la persona presentan:

  • Un solo camino;
  • Imagenes parciales de Dios: lejano y castigador, o como un Dios ajeno al dolor y el sufrimiento;
  • Prácticas excluyentes, solo para unos elegidos;
  • Gurús e iluminados que tienen la verdad absoluta;
  • Prácticas que generan dependencia.

Dios siempre se comunica

Gusano

“¡Oh hermanas mías, que no es nada lo que dejamos, ni es nada cuanto hacemos ni cuanto pudiéremos hacer por un Dios que así se quiere comunicar a un gusano!” 6M4,10.

La mística no es evasión

Aunque algunas experiencias místicas provocan éxtasis y experiencias poco comunes, la mística no es evasión ni huida del mundo. Las comunicaciones de Dios son para preparar al orante a la unión con Él. Por eso santa Teresa dice que la oración “deja dejos”, es decir, purifica a la persona de sus apegos, como a santa Teresa la liberó de su honra. Dios enseña con dulzura y suavidad. Su mirada, su presencia, van sanando las heridas existenciales del orante. Le muestra la belleza original con la que ha sido creado, así como sus capacidades. De esa forma, toda la persona comienza a orientarse al proyecto de Dios. Se fortalece el deseo, que nació en las quintas moradas, de corresponder a este Amor. La persona se orienta íntegramente para Dios, se libera de su propio interés y se compromete al servicio del Amor. El Padre Antonio Mas, un gran amigo y maestro, teólogo experto en santa Teresa de Jesús, en su libro Acercar el cielo señala que en las sextas moradas, el misterio de Dios, vivido intensamente, nos introduce a través de Jesucristo en la realidad del mundo y de nosotros mismos.

Las gracias místicas como “pena sabrosa”

Corazón traspasado de santa Teresa

Transverberación del corazón de santa Teresa de Jesús, monasterio de Alba de Tormes

En nuestro libro Vida que transforma vidas, al introducir el tema de las gracias místicas, mencionamos que santa Teresa no solo gozó las gracias extraordinarias, sino que también las padeció. Fueron en su conjunto una “pena sabrosa”, como ella las llama, pues cuando comenzaron a manifestarse, ella desconocía por completo esos fenómenos y no se sentía merecedora de esas gracias. Ella, tan honrosa, se ve sometida al juicio de toda la ciudad de Ávila, lo que la lleva finalmente a liberarse de la honra. Las gracias místicas le muestran tanto su limitación como el gran amor de Dios.

Dios da todo, nosotros podemos disponernos a recibir

En las sextas moradas, Dios es quien lleva la iniciativa y hace casi todo. Nosotros podemos disponernos a recibir lo que Él quiere regalarnos. Él, que es la Sabiduría, regalará a cada persona las experiencias y dones que necesita para la unión con Él, pero siempre respeta nuestra libertad y disposición para recibir. La intimidad requiere de la vulnerabilidad, es decir, de dejarnos tocar y afectar por el otro, como en la imagen de un corazón traspasado por una flecha. Las actitudes que podemos cultivar para quitar nuestras corazas y aceptar crecer en intimidad  con Él son:

  • Aprecio,
  • Apertura mental,
  • Receptividad afectiva.
  • Gratitud.
  • Atención amorosa.

Creados para el Amor

Creados para el amor

Richard Rohr, un franciscano que contempla la realidad contemporánea desde la mística, nos invita, como santa Teresa, a servir desde nuestro núcleo existencial, que es la experiencia de amor, pues solo así lo haremos a la manera de Cristo. El amor auténtico aligera los esfuerzos, pues les da un sentido trascendente. Así podemos experimentar y comunicar paz y alegría.

“Si el amor es el alma de la existencia cristiana, debe estar en el corazón de todas las demás virtudes cristianas. Así, por ejemplo, la justicia sin amor es el legalismo;

la fe sin amor es ideología.

La esperanza sin amor es el egocentrismo;

el perdón sin amor es auto-abatimiento;

la fortaleza sin amor es imprudencia;

la generosidad sin amor es extravagancia;

el cuidado sin amor es mero deber.

La fidelidad sin amor es servidumbre.

Toda virtud es una expresión del amor.

Ninguna virtud es realmente una virtud a menos que esté impregnada de amor”.

Queramos lo que Él quiere

“En fin, hermanas, sin éstas hay otras; y creedme que es lo más seguro no querer sino lo que quiere Dios, que nos conoce más que nosotros mismos y nos ama. Pongámonos en sus manos, para que sea hecha su voluntad en nosotras, y no podemos errar, si con determinada voluntad nos estamos siempre en esto” (6M9, 16).

Recursos:

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  • Descarga el libro de Las Moradas.

Referencias:

  • Mas Arrondo, A. (2017) Acercar el Cielo, (2a edición). Bilbao: Sal Terrae
  • Morales Cueto, Claudia; Castro Yurrita, Enrique (2013). Entra como puedas. México: Editorial Santa Teresa. Cómpralo aquí.
  • Morales Cueto, C.; Castro Yurrita, E. (2010, 2017). Vida que transforma vidas. México: Flor de Letras
  • Pargament, K; Mahoney, A. (2009). The Search for the Sacred, en The Oxford Handbook of Positive Psychology (2nd Edition). DOI: 10.1093/oxfordhb/9780195187243.013.0058
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