Revista Religión
BY RICK WARREN — Nada destruye más el espíritu que el abuso –sentirse devaluado, insignificante, e inútil. Jesús sabe eso. Y Él dice, “Yo te cuidaré”.
El punto de partida para tu salud es conocer a tu sanador. Necesitas decir, “Jesucristo, no sé cómo hacer esto, pero tu tomaste la culpa por cada pecado del mundo –aquellos que hicieron contra mí y aquellos que hice yo. Tú tomaste ese abuso en ti mismo. Quiero aprender a amarte. Y quiero que vengas a mi vida y sanes mi corazón, mi cuerpo y mi mente”.
Y él lo hará. ¡Él lo hará!
Cuando Jesús sufrió abuso, ¿Se desquitó? ¡Absolutamente no! La Biblia dice, “Cuando proferían insultos contra él, no replicaba con insultos; cuando padecía, no amenazaba, sino que se entregaba a aquel que juzga con justicia” (1 Pedro 2:23 NVI).
Un día, Dios va a equilibrar las cuentas. Un día Dios va a saldar las cuentas. Un día Dios va a corregir todas las equivocaciones. ¿Crees que Hitler se va a salir con la suya? ¿Crees que los abusadores no tendrán su justo pago por su abuso? ¿Crees que toda la maldad que está sucediendo en el mundo quedará impune?
No. Un día Dios ajustará las cuentas. Él es el único que puede hacerlo.
Dios es un Dios verdaderamente justo. Él puede hacer un mejor trabajo al hacer justicia de lo que tú puedes. Él quiere que lo dejes en sus manos, porque Él es Dios, y tú no.
Una de las razones por las que tenemos que tratar con el abuso es porque: Es contagioso. Se pasa de una generación a otra generación.
Si has visto crecer el abuso o experimentado abuso en tu familia, has aprendido ciertos patrones. Es muy posible que lo reproduzcas.
Este año alrededor de 10 millones de niños en América van a ver a sus padres en situaciones de violencia doméstica. Estudio tras estudio han mostrado que esos niños son dos veces más propensos a abusar de su propia familia una vez que se han casado. Alguien tiene que romper esa cadena.
Tienes que ser tú. A partir de hoy. Comienza ahora. Empieza con el poder del Espíritu Santo.
Dios, oro por una bendición de valor en cada uno de los que leen este devocional, para que digan “No voy a mantener el secreto nunca más. Le llamaré abuso. No voy a minimizarlo o racionalizarlo. Si necesito irme a un lugar seguro por un tiempo, que así sea. Ayúdame a tener el valor de hablar con otras personas que me puedan ayudar a hacer un plan para de salud y sanidad. Salva mi vida; salva mis relaciones. Comienza el proceso de sanidad. Y Dios dejaré que tú hagas justicia. Oro en tu nombre. Amén”.
Reflexiona sobre esto
¿Qué harás hoy para romper el ciclo de abuso en tu vida? Hay recursos e Iglesias en tu ciudad que puedan ayudarte.
¿Cómo puedes ayudar a un amigo o un miembro de tu familia que ha sufrido o está sufriendo abuso? ¿Cómo puedes animar a aquellos que siguen sufriendo en silencio?