Elson Concepción Pérez.- Corría el mes de marzo del 2011. Uno de los mercenarios que cumplían prisión en Cuba había sido liberado. Su nombre, Oscar Elías Biscet.
Cuando solo habían transcurrido pocas horas luego de la liberación, funcionarios de la Embajada de la República Checa en La Habana lo llevaron hasta su sede diplomática para que pronunciara ofensas e irrespeto hacia el pueblo y Gobierno cubanos.
Vale recordar que este hecho es violatorio de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas que en su apartado 3 del artículo 41, expresa: "los locales de la Misión no deben ser utilizados de manera incompatible con las funciones de la misma".
Otras provocaciones habían sucedido en el pasado reciente, cuando diplomáticos de la Embajada checa se mostraron "muy activos" junto a grupúsculos de contrarrevolucionarios cubanos en actividades provocativas públicas.
Pero la expresión del patriota antifascista checo Julius Fucik en su Reportaje al Pie de la Horca, cuando dijo a los hombres "estad alertas" ante las acciones enemigas, ha sido y es una constante de la Revolución cubana.
Lo que hacen estos diplomáticos es parte de un plan mayor de gobiernos checos que, para tratar de ocultar su "tejado de vidrio", se prestan a las más bochornosas misiones al servicio de su amo mayor: Estados Unidos.
En el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, son los checos quienes acompañan a sus "maestros" de la mentira y la ignominia, es decir, los gobiernos de Washington.
Las razones son obvias: forma parte la diplomacia checa en la campaña anticubana orquestada por la mafia de Miami y la ultraderecha norteamericana.
En sus falsos libretos, como aparentes guardianes de los derechos humanos, los checos no debían olvidar lo que ocurre en su país, sometido a las leyes de un neoliberalismo donde se dan la mano desigualdades sociales, actos de xenofobia y la discriminación.
Me vienen a la mente algunas noticias leídas estos años sobre aquella sociedad. Es el caso de los ataques contra gitanos romaní en Ostrava; así como la violación de los derechos del niño en el caso de menores cuyos padres están encarcelados.
Veamos qué refleja un análisis de la Agencia de la Unión Europea (UE) para los Derechos Humanos: "los gitanos checos se sienten los más discriminados de toda la UE". Y refiere que en un estudio durante 12 meses fueron víctimas de la discriminación el 64 % de los gitanos de la República Checa y el 42 % sufrieron actos criminales.
En ese actuar no debe olvidarse cuando en el año 2006, el Ministerio del Interior de ese país disolvió la asociación ciudadana Komunistiky Svaz Mladezc (Unión de Jóvenes Comunistas).
También, según reporta la agencia italiana ANSA, "entre el 2006 y el 2009 la República Checa dio licencias de exportación (vendió) cadenas, armas de carga eléctrica y spray químicos a seis países que utilizaron esos medios como torturas".
Conocida la flaqueza de su "diplomacia" al estilo yanki, los checos que están en la Misión de La Habana debían atender más las normas del Derecho Internacional y la Convención de Viena, y si ello no les bastara, entonces conocer mejor a nuestro pueblo, que aborrece a los que venden sus principios al peor postor.