Revista Cultura y Ocio
En 1982 Dire Straits se encuentra en un momento de total ebullición, ya que se acumulan los proyectos y el trabajo no para. En ese año graban Love Over Gold, la banda sonora de Local Hero, encargado a Mark Knopfler por su director Bill Forsyth y el productor David Puttnam, y por si fuera poco a finales de año de nuevo gira por Gran Bretaña.Pero me centro en el disco de la banda ese año, Love Over Gold, el disco que más se acerca por un lado al rock sinfónico de los hechos por el grupo, mientras Local Hero tiraba a los ancestros y al folk de la tierra natal Escocia. Amor por encima del oro parte de una portada premonitoria, con la aparatosidad, el misterio y la belleza de un gigantesco relámpago que rompe los colores negro-azulados del cielo encapotado. Pero ante todo, y esa es una de las grande novedades, estamos ante un disco donde hay un tema de casi 15 minutos, mientras el álbum sólo contiene 5 temas. La formación mantiene a Mark Knopfler a la voz y guitarra solista, John Illsley al bajo y coros, Pick Whiters a la batería (que grabará el disco y abandonará la formación), Hal Lindes a la guitarra rítmica y Alan Clark a los teclados.
Pero hablamos sin duda de un disco que es un punto y aparte dentro de la carrera del grupo, ya que a partir de aquí la banda da un giro con respecto a lo hecho hasta entonces, aunque siempre dentro de su evolución lógica. Hablamos de un rock más industrial (de hecho hay un tema titulado Industrial disease), y dónde Mark empieza a hacer largos sólos aparte de experimentar e introducir teclados, como toda banda que se precie a principios de los años 80, una década donde mandaban.
Comienza el trabajo con Telegraph road, una canción que es casi más larga que un corto, y menos que una película corta, y de ahí que se estructure a base de secuencias, planos que muchas veces no tienen que ver entre si, excepto por el hecho del montaje en paralelo o montaje de atracciones que inventara hace muchos años el soviético S.M. Eisenstein (Acorazado Potemkin, Iván el Terrible, etc.,). Mark Knopfler todavía andaba obsesionado con el tema de rodar películas del álbum anterior (Making Movies), y he aquí una nueva de ellas. Una de las más ambiciosas y complejas, por otro lado. La conquista del oeste, al estilo de Hawks, Anthony Mann y otras leyendas del western, Union Telegraph y la epopeya de las caravanas, la apertura de caminos y carreteras, la vía férrea, el ganado, y por supuesto, la instalación del telégrafo (símbolo de la comunicación). Esta sería la primera parte del tema, luego intercala un recuerdo a Charles Chaplin y su Quimera del oro, o un homenaje a Neil Young y su After the gold rush... quizás. Los duros tiempos de la recesión económica, el crack de la bolsa de Wall Street en 1929, y después... las guerras (joder, como se parece esto a ahora... todo es cíclico). Lo grande de éste tema, a parte de su gran letra, es que los teclados de Alan Clark campan a sus anchas en todo el minutaje, y destacan sobre manera, dibujan hasta castillos en el aire si se me apura. Pero claro, la guitarra de Mark aparece por doquier, en los arranques después de las pausas y con unos sólos que me siguen haciendo estremecer.Se podría decir que Private Investigations es puro experimento, no sólo musical, sino también líricamente. Con una estructura repetida en partes, logra conseguir un estado de levitación inusual, además de ser un tema realmente atrayente para directo, siendo un tema melancólico.Industrial disease abría la segunda cara del vinilo que posee una letra extraordinaria, donde habla de la sociedad industrial de nuestro tiempo, de los peligros que genera y de los pavores que la acechan, de las consecuencias que despliega. Una alarma suena, la sirena se extiende y en la ciudad se propaga la contaminación, fugas nucleares, etc., ahí está la enfermedad industrial. La música con tonos incluso funkys, y la guitarra haciendo wua wua mientras tiene duelos con los teclados, tiene un tono apocalíptico. Love Over Gold es el tema que da título al disco, donde piano y guitarra acústica descubren una balada, pero no acaba de alcanzar niveles de grandiosidad, quedándose en un tema algo menor. Acaba el disco con It never rains, donde se trata de un tema elegante, sobre todo la primer parte de gran melodía, rotunda a medida que avanza, para volverse muy intensa y feroz en su final con desparrame guitarrero.
Un disco algo irregular, pero a la vez indispensable de Dire Straits, ya que contiene dos temas míticos del grupo, que tiende a la mística y donde se simultanean las perlas y las barajitas, y donde estrellas fugaces iluminan la escena.Os dejo con el vídeo de Private Investigations.