Revista Cultura y Ocio
En el año 1982, Dire Straits editó Love over gold (Amor por encima del oro), un disco compuesto por sólo 5 temas, ¡¡¡pero qué 5!!! Abría el álbum el tema de más larga duración en la vida del grupo, Telegraph Road, de casi 15 minutos. Muchos a simple vista que desconocen la canción, dirían que demasiado minutaje, que seguro que es un rollo... nada más lejos de la realidad, es una obraca maestra, desde mi modesto punto de vista.Love Over gold fue el último disco en el que grabó el batería Pick Withers, miembro fundador del grupo, que fue reemplazado por la bestia parda de Terry Williams.
La canción es casi más larga que un corto, y menos que una película corta, y de ahí que se estructure a base de secuencias, planos que muchas veces no tienen que ver entre si, excepto por el hecho del montaje en paralelo o montaje de atracciones que inventara hace muchos años el soviético S.M. Eisenstein (Acorazado Potemkin, Iván el Terrible, etc.,). Mark Knopfler todavía andaba obsesionado con el tema de rodar películas del álbum anterior (Making Movies), y he aquí una nueva de ellas. Una de las más ambiciosas y complejas, por otro lado. La conquista del oeste, al estilo de Hawks, Anthony Mann y otras leyendas del western, Union Telegraph y la epopeya de las caravanas, la apertura de caminos y carreteras, la vía férrea, el ganado, y por supuesto, la instalación del telégrafo (símbolo de la comunicación). Esta sería la primera parte del tema, luego intercala un recuerdo a Charles Chaplin y su Quimera del oro, o un homenaje a Neil Young y su After the gold rush... quizás. Los duros tiempos de la recesión económica, el crack de la bolsa de Wall Street en 1929, y después... las guerras (joder, como se parece esto a ahora... todo es cíclico).
También hay un flash-back hacia adelante (lo que parece un contrasentido), un coche aprisionado en un traffic jam (atascazo), una radio suena en el interior y prevé heladas, la gente vuelve a sus casas desde las fábricas y oficinas... para luego pasar a la escena del paro, la gran plaga de los 70 (y de ahora leches). Al final todo se soluciona con una escena de amor, el cobijo de la pareja, el refugio de la tormenta.Lo grande de éste tema, a parte de su gran letra, es que los teclados de Alan Clark campan a sus anchas en todo el minutaje, y destacan sobre manera, dibujan hasta castillos en el aire si se me apura. Pero claro, la guitarra de Mark aparece por doquier, en los arranques después de las pausas y con unos sólos que me siguen haciendo estremecer.
Sin duda, la interpretación del tema más absolutamente inigualable es la que aparece en el mítico disco doble de directo Alchemy, cuya reedición en 2010 suena a gloria bendita, y que recomiendo a todos aquellos que no la tengan. Os dejo con el vídeo y disfrutad.