Revista Cultura y Ocio

Dirección de escena: el contenido de la obra dramática

Por Fuensanta

Dirección de escena: el contenido de la obra dramática

En toda obra hay tres elementos básicos: el contenido o tema, la estructura y el estilo. La obra tiene, además, unos ciertos valores literarios y teatrales. Todos estos elementos se entrelazan y sostienen mutuamente.

Como existen gran número y variedad de obras dramáticas, pero cada una es una pieza única, los valores variarán de una a otra en el predominio de un valor o aspecto: expresión literaria, construcción de personajes, construcción de la trama, caracterización, valores espaciales, etc. Una de las labores del director será, precisamente, descubrir y reconocer esos valores predominantes y destacarlos en su puesta en escena. También lo es disimular deficiencias, si las encontrara, dirigiendo la atención hacia los puntos más interesantes y brillantes.

Dirección de escena: el contenido de la obra dramática

Escena de "La muerte de un viajante"

El contenido de la obra

El contenido de la obra dramática incluye la trama, la tesis o significado y las caracterizaciones.

La trama o argumento es el relato de los sucesos. Equivale a la acción física de la obra. Los acontecimientos materiales, externos y visibles, en la secuencia en que los ha dispuesto el dramaturgo representan la estructura. Esta estructura depende de la naturaleza de los episodios y del orden o secuencia que siguen en el transcurso de la obra. La trama trata siempre de los personajes de la obra; los sucesos influyen en ellos y ellos sobre los sucesos. En muchas obras toda la trama consiste en someter a los personajes a pruebas de las cuales triunfan o salen derrotados. Así ocurre, por ejemplo, en el melodrama, que crea situaciones en que lo importante es contemplar cómo los personajes se defienden cuando está en juego su vida, no sus principios; por ello la emoción de la intriga es en el melodrama lo predominante. También en la farsa predomina la intriga, por encima de la tesis y de la caracterización; situaciones improbables dispuestas para provocar la risa. En ambos casos el director tiene que cumplir exigencias de carácter más técnico que estético y conceptual. Los ensayos son ejercicios de precisión, no de investigación psicológica. No hay que menospreciar, sin embargo, la trama entre los valores teatrales, pues el teatro ha sido y sigue siendo un modo de relatar una historia. Pero este debe ser uno de sus muchos valores, no el único, un valor que permite avanzar hacia mayores significados.

El tema y la tesis

El tema de todo teatro es el ser humano, pero en una obra dramática se describe algún aspecto particular de su conducta en un ámbito, un tiempo y un lugar determinados. El tema de una obra es la idea general, la cual es ilustrada, analizada o explicada. Normalmente el dramaturgo no se limita a manifestar el tema, sino que lo comenta y ofrece conclusiones que iluminan alguna verdad acerca de la condición humana. Es muy frecuente que una obra exponga un tema y que la intriga sirva para ponerlo a prueba, demostrar esa exposición o refutarla. A esa idea llamamos tesis de la obra.

Todo director tiene que abordar la producción de una obra con las ideas claras acerca del tema y de la tesis de su obra, sobre su modo de exposición y las conclusiones que ofrece. Debe escribir lo más exactamente posible sus decisiones mentales y descubrimientos en este aspecto.

Una obra puede tener varios temas y varios niveles de significación. El director debe entenderlos todos, pero no tiene por qué tratarlos todos con la misma insistencia e intensidad. Tendrá que escoger entre esos temas los que le parezcan de mayor importancia, lo cual determinará el sentido de su producción. La claridad mental y la comprensión son las cualidades que deben acentuarse en él, antes que la intuición o los sentimientos.

Los mismos procedimientos que se usan para organizar los sucesos de la obra, se usan también para el desarrollo de las ideas y emociones. El director debe comprender cómo se desarrollan esas ideas y ser capaz de explicarlas a los actores.

A lo largo de una obra compleja se pueden tener varios hilos de la trama; la forma en que el dramaturgo los haya entretejido, la importancia que ha concedido a cada uno y las referencias espaciadas a esos hilos, formarán la estructura psicológica y crearán una tensión dramática paralela a la de los sucesos. El desarrollo de las ideas o tesis del tema constituye una acción dramática subyacente a la progresión de sucesos o acciones.


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