Revista Cultura y Ocio

Dirección de escena: el diálogo

Por Fuensanta

Dirección de escena: sobre el diálogo

Cualidades y funciones del diálogo

Entre las cualidades que debería tener un director de escena una de la mayor importancia es la percepción avanzada y una fina sensibilidad para el significado de las palabras y los valores del diálogo en todos sus aspectos, incluido el buen gusto y percepción de la musicalidad del lenguaje. Como toda obra dramática está basada en el diálogo entre personajes, habrá que incidir precisamente en el significado y los valores estéticos de esta forma de expresión.

El diálogo se debe juzgar en relación al contexto; una de las cualidades que lo hacen bueno es su eficacia, pero esta eficacia no puede cifrarse exactamente en el progreso de la acción o en su retardo, pues eso dependerá de la situación y de la graduación de la tensión dramática, o sea, del contexto. Del mismo modo, un diálogo revelador puede ser tan eficaz como otro que oculte pensamientos y sentimientos. El director debe descubrir en qué punto reside la eficacia del diálogo de la obra que pone en escena.

Sólo en un aspecto parece haber unidad crítica: en la adecuación del estilo, el vocabulario y los ritmos del discurso al personaje que habla. Cualquier discrepancia entre las características del personaje y su forma de expresión crearía disonancia y confusión.

El diálogo debe cumplir además otra servidumbre; ha de hacer entender lo que está ocurriendo. En este sentido, podríamos decir que el diálogo es como una conversación escuchada a través de una pared, en otra habitación; no vemos a los interlocutores, pero mediante sus palabras adivinamos lo que está ocurriendo, qué subyace bajo sus palabras, con qué sentimientos abordan la situación. Cumplirá aún mejor su función si aviva la imaginación con ideas, sugerencias y evocaciones de significado más profundo. Cuando consigue transmitir estos conceptos y además está bien construido y es hermoso de escuchar, es satisfactorio en el nivel estético e intelectual.

Los objetivos que debe cumplir un buen diálogo y que el director debe valorar son estos:

Iluminar y revelar al personaje.

  1. Aclarar y hacer avanzar la trama.
  2. Destacar ideas y tesis de la obra.
  3. Crear y graduar la tensión dramática.
  4. Crear el ambiente, aunque en esta tarea es un elementos significativo más junto con otros signos, como el decorado, la luz, el vestuario, etc.
Dirección de escena: el diálogo

Actores ensayando con el autor. Fresco pompeyano

Formas del texto dramático

Un texto dramático presentarse escrito en prosa llana, cercana a lo coloquial, en prosa poética o en verso, con grandes matices y variaciones entre los dos extremos. Su calidad dependerá de todo lo dicho anteriormente y de las sugerencias respecto al fin discernible de cada escena y de la obra en su totalidad. Puede ser seco, económico, ofreciendo hechos desnudos, pero las sugerencias y señales que nos transmita serán la medida de su eficacia.

Un buen director, como dice C. Canfield, se preocupa por el significado del diálogo, “por el efecto cognoscitivo y connotativo que las palabras causan al público”. También debe preocuparse por la musicalidad de las palabras, los tonos y las cadencias. Uno de sus principales trabajos consistirá en explorar y explotar las posibilidades evocadoras de las palabras.

Si la obra dramática está en verso, el director tiene que tener conocimiento de la métrica y de la dicción del verso en su propia lengua. Además, en el verso se pueden encontrar, con mayor intensidad, número y variedad, que en la prosa, los llamados recursos estilísticos y expresivos, por lo cual se añade otra tarea para el director: la de descubrir, comprender y explicar estos procedimientos literarios y estilísticos, propios del lenguaje en verso (poético). Lo mismo ocurrirá en las obras dramáticas en prosa poética, y hasta en las de prosa llana, pero en estos casos la cadencia o ritmo en que esté basada la forma expresiva tendrá que ser descubierta en una atenta lectura en voz alta, ya que la prosa poética acentuación y ritmo no está tipificada como en el verso clásico. En el caso de versículos y versos libres se presenta la misma tarea de descubrimiento del ritmo y de la cadencia de los acentos.

En todos o casi todas las obras dramáticas se hace un uso creativo e imaginativo del lenguaje, aunque en el verso y en la prosa poética este uso es más marcado. Tiene como finalidad este uso la creación de belleza, crear una forma de expresión artística refinada que aumente el deleite estético del público. Todos los recursos estilísticos tienen este fin de añadir belleza a la intriga, a la expresión de ideas y a la creación de personajes. Un uso exquisito y cuidado de todos estos recursos dan a la obra la calidad del estilo literario y la señalan como obra de arte.


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