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Sinopsis
En la actualidad, los valores parecen ser una moneda escasa. En su lugar, las pautas de comportamiento son sustituidas por leyes y regulaciones que muchas veces pasan por alto el espíritu de una empresa o de su forma de dirección.
Dirigiendo con valores es un libro sobre la importancia de los valores en el liderazgo. Tanto las personas como las empresas y la sociedad deben alinearse con una gestión en la que la prioridad sea el bien común y el hacer las cosas con corrección y eficacia.
Como bien apunta Pedro Nueno, directivo y autor con una dilatada trayectoria en administración de empresas: Mi intención es mostrar cómo los valores son importantes para la acción en la práctica empresarial y ejemplificarlo. Las empresas son, al fin y al cabo, grupos de seres humanos que se unen con la finalidad última de “crear valor”. Cuanto mejores personas seamos, cuanto más nos esforcemos por desempeñarnos bien, más nos desarrollaremos como personas y profesionales y contribuiremos al progreso de la sociedad.
En este libro descubrirás como practicar con valores la dirección de empresas es el ingrediente que le falta a muchas organizaciones para alcanzar la excelencia.
«La humildad abrirá más puertas
de las que jamás abrirá la arrogancia»[i]
Introducción
(…) cuando hablo de valores hago referencia al “bien”. Los valores, desde mi punto de vista, son bienes que nos disponen a actuar con una determinada manera (bien), perfeccionándonos como personas.
«El mayor desafío después del éxito
es callarlo»[ii]
• ¿Cuáles son tus valores principales?
• ¿Y los de tú empresa?
• ¿Los utilizas para dirigir al equipo?
• ¿Qué te aporta dirigir con valores?
•¿De qué manera contribuyen esos valores a tu forma de dirigir, desarrollar, mentorizar el talento de la organización?
Una de las crisis en la que estamos inmersos tiene que ver con los valores. ¿En qué momento los olvidamos?, ¿Por qué hemos decidido apostar por prácticas no éticas?
Se nos llena la boca diciendo aquí y allá la persona en el centro, pero sin la persona. Necesitamos dar al botón de reset, poner la dirección con valores en el centro. Valores para ser mejores personas, directivos, gobernantes, sociedad… ¿Podemos vivir —convivir, en una sociedad sin valores? No somos así, el egoísmo dominante que algunos seudo líderes nos tratan de imponer diciéndonos que los valores son caspa. Pues siento deciros que si querer dirigir con valores es caspa, soy un casposo y lo llevo con orgullo.
«Un verdadero genio admite
que no sabe nada»[iii]
El valor de la humildad
Hay que hacer una reflexión, con humildad sobre cómo mejorar y participar en un programa de formación es una oportunidad de pensar y cultivarse, abordando el evento con ese objetivo: aprender de los profesores y de los compañeros del programa.
Cuando la alta dirección de una empresa está más cerca de la arrogancia y lejos de la humildad, se produce un cierto temor en su entorno, sobre todo si se consigue con esfuerzo un gran resultado del que la dirección se apropia sin agradecerlo. Se da a entender que lo que se ha conseguido es el resultado de lo que había que hacer y ellos sí se apropian del éxito, pero vigilando que nadie quiera apuntárselo y saltándoselos en su informe a directivos por encima de ellos (…) aquellos directivos o mandos intermedios a quienes se les “quitan” sus éxitos busquen la forma de cambiar de trabajo, con lo que puede perder a los mejores.
Es importante estimular el valor de la humildad, pero la mejor forma de conseguirlo es practicándola desde la alta dirección, valorándola y agradeciéndola en los niveles inferiores.
(…) ¿Cómo era posible que aquel presidente hubiese creado una cultura de no escuchar, de autoengañarse, de no reconocer que otras empresas podían tener innovaciones con futuro? (…)
(…) entre una gran humildad y una gran soberbia hay un gran espacio para practicar el valor de la humildad o entrar en el terreno opuesto. Si se tiene humildad, se escucha a las personas y estas te dicen lo que piensan (…) si hay soberbia, las personas tratan de decir lo que creen que los van a escuchar y que reforzará su imagen y evitan decir lo que les pueda crear problemas, dudas sobre la marcha de su empresa o sugerencias para mejorar su gestión.
(…) seamos humildes es un gran valor que se aprecia y agradece.
El valor de la diligencia
La diligencia implica rapidez en hacer las cosas bien. La gestión empresarial requiere hacer las cosas bien y esto, a su vez, implica cierta reflexión (…)
(…) diligencia para conseguir velocidad es un valor. No cabe duda de que esta velocidad crea empleos y requiere formar con rapidez a las personas (…) el crecimiento rápido necesita también una prudente y eficaz financiación la cual exige un buen plan con adecuadas previsiones.
El valor de la generosidad
(…) la generosidad puede ser económica, puede ser con la disponibilidad de tiempo y esfuerzo, puede ser con un buen trabajo de equipo apoyando a otros miembros del grupo, puede tener muchos formatos en la empresa. Es más difícil encontrar un nombre para el contravalor de la generosidad. Puede ser tacañería, puede ser hipercontrol, puede ser estrechez, pero claramente hablamos de un comportamiento opuesto a la generosidad.
El valor de la honradez
(…) la honradez implica decir la verdad, aunque tenemos muchos casos en los que se ha optado por no decirla e incluso acordar a nivel de la alta dirección dar una información incorrecta sobre algún tema importante de la empresa (…)
(…) un Consejo ha de repasar las auditorias de la empresa, ha de conocer a sus más altos ejecutivos, tener una idea de quienes son sus clientes y proveedores. No es suficiente tener una reunión una tarde cada dos meses en un hotel de lujo con una cena después en el mejor restaurante de la zona, y dedicar el Consejo a hablar de política y de la economía global.
En los Consejos se ha de profundizar en la realidad de la empresa, asegurar con auditorias (…) que los datos de los que se dispone corresponden a la realidad (...)
(…) hay muchas empresas que han sido capaces de organizar un buen gobierno corporativo, con algunos miembros independientes, exigiendo una completa y correcta información de la empresa, bien auditada y conociendo también las perspectivas de muchos directivos (…)
El valor de la felicidad
En algunas empresas, el éxito de la alta dirección (el presidente o el consejero delegado) se ve como un logro de todo el equipo; eso suele ser la realidad, pero no se valora la capacidad de la alta dirección para conseguirlo gestionando bien a todo el equipo. Aparece un contravalor que, quizás podríamos denominar envidia porque no se acaba de ver que el buen resultado no se debe solo a las ideas, propuestas y esfuerzo de uno, sino a la acertada elección de un equipo y a su buena gestión dentro de un planteamiento estratégico.
El valor del agradecimiento
(…) dedicar tiempo con generosidad a los antiguos alumnos y ayudarles si es necesario (…)
¿Qué podríamos colocar como el contravalor del agradecimiento? Es fácil, lo llamamos ingratitud. No dar las gracias.
El valor de la profesionalidad
(…) la profesionalidad de estos altos directivos los llevaba a rodearse de un equipo directivo también muy profesional y, en la medida que podían influir en el tema, conseguir un Consejo también de alto nivel.
La profesionalidad empieza con la base de la formación (…)
(…) los profesores debemos vivir la realidad empresarial de forma completa y que una buena manera de conseguirlo era formar parte del Consejo de alguna empresa (…)
Un buen Consejo debe estar bien informado. Si la dirección de la empresa es “profesional” será capaz de tener una correcta información (…)
(…) las cosas hay que hacerlas profesionalmente bien, en equipo con las personas clave en la dirección y de forma totalmente abierta al Consejo (…) la alta dirección y el Consejo deben evaluarse regularmente y esa evaluación ha de tener en cuenta la profesionalidad de las personas que forman los equipos directivos y la puesta al dia de esa profesionalidad con la formación adecuada (…) es importante incluir en la cultura de la empresa que un criterio fundamental en la incorporación de personas (…) es su profesionalidad, fruto de su formación y su experiencia (…)
El valor del optimismo
El optimismo es un motor del emprendimiento (…)
Hay que distinguir el optimismo del pesimismo. Es bueno estudiar qué cosas pueden salir mal y estar seguro de incluir en el análisis de un proyecto todas aquellas variables que pueden impactar negativamente en él. Ser optimista no implica autoengañarse e ignorar todo lo que puede dificultar el proyecto. Implica conocer bien el proyecto, tener un buen equipo y estar dispuesto a trabajar intensamente, valorar la colaboración de los demás, modificar aquellos aspectos de la gestión que requieran algún cambio, pero, sobre todo, conocer bien la actividad de la empresa y su sector.
Ser pesimista implica ver solo los aspectos negativos del proyecto y considerar que es muy posible que el proyecto no pueda tener éxito (…)
(…) ¿Cuántos valores podemos tener?, ¿Cuánto de cada uno de ellos? (…) los valores son importantísimos, pero no tenemos sistemas para comprobar si los practicamos; tampoco tenemos medidas para saber si los practicamos bien o si estamos en negativo recurriendo a los contravalores (…)
La evaluación no es lo más agradable para los directivos, miembros del Consejo, ni para los profesores es las escuelas de dirección de empresas. Pero una buena y completa valoración puede ayudar muchísimo a mejorar (…)
(…) un buen trabajo en equipo implica manejarse con cierta humildad, escuchando y valorando lo que otros aportan y aceptando colaborar con los demás miembros del equipo.
La velocidad es cada vez más importante en los negocios y esto requiere un cambio a todos los niveles, es muchos casos aportando ideas para realizar cambios (…) la velocidad requiere que se acepte a todos los niveles el valor de la diligencia con todas sus consecuencias (…)
(…) una tranquilidad sobre nuestro trabajo nos facilita pensar en los valores para hacerlo todo muy bien.
No cabe duda que una cultura de valores puede llevar a potenciar la actividad de la empresa en todos los sectores: innovación, ventas, operaciones, financiación, motivación y retención de las personas. Si la alta dirección tiene valores, es posible pasarlos a la organización y crear este tipo de cultura (…)
«La dificultad de obtener el valor de la profesionalidad
se resuelve con el valor de la humildad»[iv]
Dirigiendo con valores
Pedro Nueno
Plataforma editorial
Link de interés
• Liderazgo ético: La sabiduría de decidir bien
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• Cartas a un joven emprendedor
«Un gran hombre siempre está dispuesto
a ser pequeño»[v]
ABRAZOTES
[i] Zig Ziglar
[ii] Criss Jami
[iii] Albert Einstein
[iv] Pedro Nueno
[v] Ralf Waldo Emerson