Revista Coaching

Dirigiendo Millennials: Claves para el éxito

Por Recursos Humanos Y Gestión Del Talento @RRHHyGT

¿Quieres aumentar las expectativas para tus ‘millennials’? Aquí encontrarás las claves para conseguirlo manteniendo la moral alta de todo el equipo.

silla alta (pequeño)

Quejarse de “los jóvenes de hoy en día” probablemente ha sido un pasatiempo popular entre los adultos desde los albores de la humanidad, pero en este caso estamos hablando de una generación que ha crecido en una época de paz y prosperidad casi ininterrumpida, donde sus padres tuvieron todas las oportunidades para mimarlos, protegiéndolos de cualquier posible golpe físico o emocional a lo largo de toda su vida.

Ahora estos jóvenes están ingresando en el mundo laboral y se han ganado las etiquetas de “sobreprotegidos” y “mimados” y tú, como propietario de un negocio, es probable que no necesites de un psicólogo para que te diga que necesitan más atención y supervisión porque aun no han desarrollado las habilidades necesarias para sobresalir como adultos independientes.

Pero claro, tú los necesitas así que ahora ellos han dejado de estar al cuidado de sus padres y se han convertido en problema tuyo, así que, ¿cómo mostrar un poco de mano dura, elevando las expectativas de lo que se espera de ellos?

Es una pregunta difícil,  pero intentaremos daros algunas claves para poder llevar tu empresa dirigiendo millennials y salir airoso de ello.

  1. Limita las alabanzas. Si no es en serio, no lo digas. Tan simple como eso. Los estudios muestran que cuando nos alaban por tener alta capacidad, nos dejan vulnerables y dudamos de nosotros mismos cuando nos encontramos con una dificultad. Si ser exitoso significa que usted es un ‘genio’, entonces es fácil concluir que cuando estás teniendo problemas resolviendo una situación similar, es que sencillamente no tienes lo que se necesita para ser realmente un “genio”.
  2. Eleva las expectativas, pero ofrece una escalera para llegar a ellas. Si tus jóvenes empleados están luchando con una tarea, resiste la tentación de intervenir y hacer el trabajo por ti mismo. A veces parece ser la solución más rápida o más práctica, pero insistiendo en que tus empleados sigan intentándolo hasta que consigan resolver el problema, les deja el mensaje de que crees que con el tiempo van a ser capaces de cumplir con la tarea . Pero el establecimiento de altas expectativas y ajustarse a ello es sólo una parte del proceso. También es necesario dar al empleado una idea de cómo él o ella puede llegar a conseguirlo. Darles objetivos intermedios los anima a forzar sus habilidades un poco más lejos.
  3. No juzge los errores duramente. Exigir la excelencia y ser flexible en sus normas es una forma de mostrar empatía por el proceso de alcanzar esas altas expectativas. Los fracasos y los errores deben mostrarse no como algo definitivo, sino simplemente como una oportunidad para aprender a cómo mejorar la próxima vez.

¿Has probado un enfoque de mano dura con los miembros más jóvenes de tu equipo? ¿Cómo fue?


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