La tremenda y desgarradora poesía del Enrique Santos Discépolo. O Discepolín, "El poeta del tango" en un estilo repleto de buenos poetas. Creador de varios tangos muy populares como "Uno", "Cambalache" "Yira Yira" y varios más, dueño de un estilo personal para retratar la vida cotidiana y la sociedad de su tiempo, y como dice el historiador Norberto Galasso "nadie como él registró el desastre de la Década Infame". Actor, director teatral, dramaturgo, músico, guionista de cine, compositor, cultor del teatro musical, director de orquesta y creador del personaje "Mordisquito", epígrafe de una clase social regida por las apariencias, que le trajo tantos problemas con ciertos artistas e intelectuales de entonces, que lo sometieron a toda clase de humillaciones que terminaron por matarlo de tristeza a los 50 años. Un punk adelantado con estilo tanguero y con el alma en Buenos Aires.
Tormenta
¡Aullando entre relámpagos,
perdido en la tormenta
de mi noche interminable,
¡Dios! busco tu nombre...
No quiero que tu rayo
me enceguezca entre el horror,
porque preciso luz
para seguir...
¿Lo que aprendí de tu mano
no sirve para vivir?
Yo siento que mi fe se tambalea,
que la gente mala, vive
¡Dios! mejor que yo...
Si la vida es el infierno
y el honrao vive entre lágrimas,
¿cuál es el bien...
del que lucha en nombre tuyo,
limpio, puro?... ¿para qué?...
Si hoy la infamia da el sendero
y el amor mata en tu nombre,
¡Dios!, lo que has besao...
El seguirte es dar ventaja
y el amarte sucumbir al mal.
No quiero abandonarte, yo,
demuestra una vez sola
que el traidor no vive impune,
¡Dios! para besarte...
Enséñame una flor
que haya nacido
del esfuerzo de seguirte,
¡Dios! Para no odiar:
al mundo que me desprecia,
porque no aprendo a robar...
Y entonces de rodillas,
hecho sangre en los guijarros
moriré con vos, ¡feliz, Señor!