Nos encontramos de golpe con el disco más accesible en cuanto a lírica de Joan Miquel Oliver y los suyos.
Amante del surrealismo (musical y artístico como soy), podría ser una mala notícia para servidor, que los abanderados de la música galáctica actual (con permiso del maestro Sisa) se hayan vuelto normales, pero en este caso, le da un plus a las ganas de afrontarlo.
Es quizás su trabajo más reposado, cosa que se ve clara ya desde el single Clint Eastwood, casi recitada, pero con ese deje tan suyo para rematar el estribillo que tanto gusta a sus seguidores, a mí incluido.
Aunque la verdad es que lo que me gusta del grupo, que son esos temazos tan mueve-panderos tan suyos, no abundan lo más mínimo aquí, honrosa excepción en Me sobren paraules, ahora sí, nos embrujan con esos paisajes tan mediterráneos de Sospitosos, que parece una postal de Mallorca vista desde un balcón o una terraza; o mi preferida hasta la fecha, a base de sintetizador y caja de ritmos, la estupenda Calgary 88.
Yo soy de los que no considero un genio a Oliver, al menos aún, pero está más que claro que con un mundo único y personal y un sonido con el que no parecen a nadie ni nadie se les parece, han abierto caminos cerrados a otras generaciones y que están de par en par para las nuevas, así que aunque solo sea por eso, les debemos respeto.
Un muy buen disco normal de los más locos de las islas, aunque se le hecha en falta un poco de rauxa. aún así, perdonados quedan.