Que bueno y que saludable que el panorama de la música en catalán tenga tanta variedad de grupos y tan distintos entre sí, ya que ahora la mayoría de discográficas "nostrades" buscan su filón a base de ukelele.
El grupo de Lluís Bòria, con este L'Hivern al cos, nos ofrece un trabajo de introspección, un trabajo no asimilable para oídos veloces como a veces pudiera ser el mío, quizás por exceso de info que quiero abarcar, cargado de pedacitos de vida, en los que a veces es inevitable no acabar dejando caer una lágrima.
Maravillosa la historia de Tres Acords Per La Balada d'En Joan Matraca, basada en la ajetreada vida de un pintor bohemio que anda por las calles de Terrassa y que contiene trazos de pincel tan hermosos como "sòc el boig que balla cara al nord, que es perdia en els teus cabells de foc, que esperava amb impaciència sempre l'hora del tallat / soy el loco que baila de cara al norte, que se perdía en tus cabellos de fuego, que esperaba con impaciéncia la hora del cortado", simplemente contundentes por su naturalidad.
La surrealista y fantasiosa Gominoles Gegants i les meravelles aquàtiques, en la cual Lluís nos explico que trataba de plasmar el universo de Tim Burton en su letra; la hermosa aventura amorosa entre astros de La História D'Amor Del Sol I La Lluna, armada de épica creciente, o la contundencia de L'Estúpida Erikah, que hará las delicias de quién disfruta de los canadienses Arcade Fire y su sonido, nos muestran que lo que hay aquí dentro es material de largo recorrido.
Un disco para escuchar, no vale solo oir...