A ver, con esto no me estoy refiriendo a nada en concreto, aunque muchos estéis pensando en lo mismo que ya sé que la cabra tira al monte.
Russian Red, polémicas subjetivas a parte, se ha convertido en los últimos años en una de las artistas más significativas del panorama musical nacional. Con su primer álbum, I Love Your Glasses (2008) y ese pop-folk tan personal, sorprendió a propios y extraños, convirtiéndose ya a las primeras de cambio, en un éxito comercial y de crítica.El año pasado nos regaló Fuerteventura, disco contenedor de múltiples géneros, siendo muestra palpable de la evolución natural que ha ido experimentando la artista.
Nos da la bienvenida Everyday Everynight, a ritmo de country con ese trémolo de guitarra tan característico y que además será reincidente en muchos pasajes del álbum. Con The Sun the Trees nos ponemos vitalistas al son de sixty-pop y con I Hate You But I Love You se nos viene encima un torbellino de sensibilidad sureña con unos coros finales que multiplican la épica del tema.
Seguimos en zona tierna, tiernísima, con Braver Soldier. Tenemos al piano y la guitarra acústica como máximos protagonistas acurrucando la ténue voz de Lourdes Hernández. Un ligero swing nos regala los oidos ya desde las primeras de la canción Fuerteventura, pero enseguida retomamos el pulso más lànguido del disco con The Memory Is Cruel. La voz de la madrileña suena especialmente inspirada interpretando un tema cuyas revoluciones por minuto resultan casi negativas.
Les informamos que la próxima peli de Tarantino ya tiene canción para su B.S.O., además con título homónimo. Observamos pequeños escarceos con la electrónica en My Love Is Gone. Tema sentimentalmente amargo pero envuelto en un manto etéreo y vaporoso que al final nos resulta incluso terapéutico.
En January 14th parece que se encuentre Chuck Berry a la guitarra, manifestándose como un medio tiempo apto para fiesta de final de curso de High School en los años 50. Volvemos a la relajación más absoluta con Nick Drave. Unas voces fantasmagóricas nos acompañan durante su metraje de la mano de unas guitarras con despuntes ligeramente psicodélicos.
Asistimos a un homenaje, intencionado o no, al "Stand By Me" de Ben E. King. El tema A Hat contiene una estructura casi gemela al que hacemos referencia aunque con el sello personal de Russian Red.
El remate final del disco no puede ser más sorprendente. Mi Canción 7, a ritmo de noise-pop al estilo PJ Harvey, nos deja desconcertados ante tal repentino cambio de registro.
¿Con este cierre de álbum se habrá despedido Lourdes de la fragilidad acústica para echarse a los brazos de la crudeza más eléctrica? La respuesta nos lo dará en su próximo trabajo. Mientras seguiremos disfrutando hasta la saciedad de este discazo.