Revista Cultura y Ocio
Una de las cosas más bonitas que me sucedió al empezar a descubrir este disco, fué que al sonar la primera canción, la hermosa pieza intrumental titulada Fuego, me dió la entrañable sensación de estar abriendo una cajita de música.
No contento con eso, en la siguiente y con la que titula este trabajo, la emocionante Camina Conmigo me recordó las sensaciones que me produjeron las primeras veces algunas de las obras maestras de Antonio Vega, cosa que también me sucede con Elixir (¿será porque relaciono sin darme cuenta el título con Elixir De Juventud?),
Impactante también París-Godella, otra de las gratas sorpresas, canción que de algún modo te narra el paisaje del trayecto con silencios y una guitarra que ha hecho que buscar en la estantería la banda sonora de París-Texas de Ry Cooder, y que deja claro que estamos ante un músico que no opta para nada por el camino fácil.
Otras de las que me han dejado con el culo torcido son Monstruo, que arranca como un suave folk-pop y que culmina en un éxtasis sonoro en el que incluso caben palmas; y Quédate Aquí, una preciosa forma de cerrar el disco con emoción, nostalgia y esos sentimientos universales con los que cualquier hijo de vecino puede sentirse identificado. Material sensible.