Me gustaría gritar a los vientos lo injusto que es el mundo, cuando veo casos como este y que Luis Prado no sea uno de los artistas más venerados de este país, me parece algo inconcebible.
Fan acérrimo como soy, llevo días explotando el disco en spotify, a la espera de poder tenerlo en formato físico, pero el last fm dejará claro que no he parado de hacer escuchas continuas, hasta casi saberme ya alguna de las letras.
Para empezar, decir que consigue de nuevo hacer ese pop perfecto, de estribillo redondo y de escritura inteligente, pero esta vez, superándose a sí mismo (cosa ya difícil) y a las expectativas que pudiéramos tener.
Canciones espectaculares como Bipolaridad, una de esas que nos recuerdan tanto a Ben Folds y que me hacen babear a la par que me hacen sentir rematadamente reflejado en esa letra; como Demasiado bueno (para ser real), él y piano a toda leche, diciendo cosas que cualquiera hemos pensado y que no somos capaces de transcribir; o como Ojalá pudieras ser con ese fino sentido del humor ("me suena a música celestial el hilo musical del Mercadona, la estúpidez que dice otra persona, me suena genial...").
Pero si una me ha llegado de lleno al corazoncito y de buenas a primeras es esa maravilla titulada Eurovisión 70 / Podemos sonreir, una obra maestra donde compara el festival con la vida diaria, de forma sútil y dándonos un hilito de esperanza escondido en esa sonrisa que podemos lograr, aunque a veces sea duro ("ya te has tomado 2 o 3 ibuprofenos y solo has conseguido echarle un poco más de menos, pero podemos sonreir, sobrevivir..."), en resumidas cuentas, otra genialidad del valenciano (otra más para añadir a la lista), un nuevo clásico inmediato.
El dia 5 presentará este nuevo trabajo en la Sala El Loco de Valencia, así que a los afortunados que os pille cerca, no os lo perdais.
Ha sido mi última alegría del año y primera del que comienza, así que le tocaba ser el inaugurador del 2011 con derecho propio.