Que conste en acta que soy mega fan de Antonio Luque, pero nunca habia caido a los encantos, al menos de golpe, de todo un disco entero, cosa que si me sucede con este.
El genio sevillano se nos muestra en Presidente tan lúcido como de costumbre, pero sonando en todo momento cristalino e incluso por momentos luminoso, algo que escuchando sus primeros trabajos jamás hubieras imaginado. Y eso es lo que deberíamos admirar de un artista, la evolución, las ganas de seguir probando cosas y encima si se tiene esa lírica aguda y mordaz, miel sobre hojuelas.
Canciones a cada cual más redondo, empezando por el single Vacaciones en el mar, con un ramalazo a Rey del Glam tremendísimo, y con un tono alegre simplemente irresistible. Otro ejemplo de mis palabras es la encantadora San Borondón con un punto flamenquillo, que simplemente te embauca.
Otra de mis debilidades del disco es El boxeo, con sentencias como "en ropa interior contra las cuerdas, con el pantalón del chandal de la mili de mierda, paños de sudor y golpes de estado, eso es un mendrugo, no un pedazo de pan, te han engañado...", son el ejemplo del porqué de mis debilidades.
Pero no todo es un giro estilístico, encontramos al Sr. Chinarro de siempre en por ejemplo El cuchillo y el pastel, meláncolía surrealista de la que tanto nos gusta, o en un Final Feliz, con ese aire tan de El fuego amigo.
Un trabajo de pura sabiduría, donde lo musicalmente accesible no está reñido con unas letras inteligentes y únicas, como a las que el señor Luque nos tiene acostumbrados.
"quiero un final feliz, quiero un final feliz..."