Tengo que reconocer que no caí en sus redes en su anterior trabajo, por H o por B, pero no me llegaron.
Pero también reconozco que desde el primer momento que oí ese temón que es De la monarquía a la criptocracia, caí rendido a sus pies. Para mi una de las canciones del año, sinó la mejor. Lo digo enganchado en plan yonki como estoy.
Con esa portada espectacular y con Paco Loco en la producción, nada malo podía salir y justo asi ha sido.
Voces ahogadas bajo el muro de distorsión y bateria, potencia y velocidad en obras selectas de aproximadamente tres minutos, en las que acabas exhausto al final de cada tema, aunque estés atado en una silla.
Las influencias que huelo van desde Surfin Bichos en Amigos del género humano, The Raveonettes en Super Castlevania IV, The Pixies en Muchos blancos en todos los mapas o incluso a Los Romeos (si, a Los Romeos, no creo que esté diciendo ningún disparate) a la vez que a Los Planetas en El culto al cargo, o como llegar al objeto maravilloso. Todo eso siempre en cuanto a sonido.
Las letras son un mundo aparte y personal, con sus dosis de cinismo, agresividad, o simplemente realidad bien entendida.
Mi humilde pronóstico es, que de este disco vamos a oir hablar durante años, porque ha nacido con un halo de disco referencial que tumba y han conseguido con un segundo disco, lo que muchos grupos no conseguirán jamás a lo largo de su carrera.
¿Año Santo? Pues, amén.