En el curso de pre-parto de mi primer hijo, la comadrona nos habló de un extraño accesorio que necesitaríamos si dábamos el pecho a nuestro hijo. Eran unos discos que se tenían que poner entre el sujetador de lactancia y el pecho para que absorbieran el resto de leche que pudiera quedar después de una toma. Recuerdo que nos aconsejó que escogiéramos los de tela porque eran más ecológicos.
En aquel momento hice caso de sus recomendaciones y tras salir de la clase me fui directa a comprar los lavables. Una cosa es la teoría y otra la práctica.
Primera fase de la lactanciaLos primeros meses de dar el pecho tuve que guardar en un cajón los discos de tela. Eran muy finos y bonitos pero me fueron fatal. Tenía tal cantidad de leche que cuando mi bebé lactaba de un pecho, del otro se desparramaba y los discos de tela eran incapaces de absorber todo aquel líquido. Si estaba en casa me daba igual porque los lavaba (en la caja venían dos pares así que siempre podía tener de quita y pon). Pero si estaba en otro sitio, la humedad llegaba a calar a través de la camiseta, la camisa y el jersey (suerte que era invierno).
Además, en aquellos inicios desastrosos, tenía tanta herida y me salía tanta sangre, que al final la tela se me enganchaba y estaba siempre sucia.
Total, que me tuve que rendir a la evidencia y comprarme los discos desechables. Prové todas las marcas y precios hasta que llegué a la conclusión de que todos iban igual. Así que me hice asidua de las cajas grandes de promoción que estuvieran más baratas.
Segunda fase de la lactanciaCuando la producción de leche se fue regulando y reduciendo, las heridas, al fin, habían desaparecido y parecía que todo volvía a la normalidad, decidí recuperar los discos de tela. Llevaba siempre en el bolso dos paquetillos de los desechables (van en bolsitas individuales muy cómodas y discretas) por si acaso pero ya no volví a gastarme más dinero en los de usar y tirar.
Ahora ya me los he quitado porque ya no son necesarios para la cantidad de leche que produzco.
Es muy importante que las madres, cuando somos primerizas, novatas, inexpertas, asustadizas, inseguras recibamos todos los consejos sabios necesarios. Pero una vez tenemos a nuestro bebé en nuestros brazos, es necesario aplicar todos esos consejos a nuestros casos concretos. Pues no todas somos iguales ni vivimos experiencias exactas.