Revista Música
“En mi interior permanecía una especie de masa de aire de contornos imprecisos. Con el paso del tiempo esta masa empezó a definirse. Ahora puedo traducirla en las siguientes palabras: La muerte”
Haruki Murakami – Tokio Blues/Nowergian Wood
Arcade Fire - Funeral
Un típico barrio residencial acomodado, de esos de postal donde grupos de niños rubios salen a jugar por las calles en verano, y en invierno amontonan nieve, entre la naturaleza controlada por césped estéticamente dominado, y uno que otro árbol para dar el toque verde necesario, se pocisiona calamitado por filas y filas de casas. Ahí entremedio de la paz taciturna del correr de la rutina, llega de improviso una señora vestida de negro y andrajos, capucha derruida y guadaña en mano, esta señora de muchos nombres dependiendo del lugar, un abanico que va desde La güera, la segadora, la pálida incluso aveces cambia de sexo y se hace llamar Thanatos, mas para estos efectos simplemente carga con el explicito nombre de “la muerte”. Arriba de improviso y toma descanso en un asiento cualquiera del parque a mirar como juguetean los más pequeños, ignorantes aun de su encomienda.
Uno se le acerca y le invita a jugar, ella acepta con un asentimiento gentil y entre acertijos y corridas por acá o por allá, recrea para su sorpresa una sonrisa entre sus labios deshuesados, no obstante sin querer transmite al inconciente de estos pequeños la marca de que tarde o temprano, la verían de nuevo, para una cita personal, o en el rito de despedida de algún conocido, la llegada intempestiva de su presencia y el ineludible posterior viaje. Esa marca subliminal que con el andar de los relojes se va haciendo más patente, y va tomando conciencia en esos niños que tarde o temprano dejaran de serlo, dando pasitos pequeñitos pero irreversibles a la cita solitaria con la señora de frío temple…
Ajeno a la introducción fabulesca, la narración de las defunciones, nunca fue tan bien planteada musicalmente como el 2004, cuando Arcade Fire un colectivo artístico, mas que banda de rock, lanza su primer disco titulado con el explicito nombre de “Funeral”. Esta agrupación de canadienses mezclan sin excesos, mas si con mucha parsimonia sentimientos en sus canciones, y enigmas complejísimos como la esperanza, el engaño gentil, la sobreprotección, la indeferencia infantil, el comportamiento de los padres, etc pero por sobre todo, lo que va hilando todos estos conceptos es como la muerte va formando un papel cada vez mas activo a lo largo de la vida de los individuos. Todo este cambalache referido, es representado de manera diáfana, ennegreciéndose por pasajes (Power out) , iluminando en otros (Wake up), pero siempre dándole claridad y honestidad a la esencia del track, como un mensaje subliminal que dice que ante todo la esperanza es un regalo que debe ser cobijado con recelo. Personalmente es un disco que enamora rápidamente, no han de ser mas de tres mese desde que lo oí completo por primera vez, y ya desde entonces Rebellion (lies!) o Laika, indujeron esos estados multi-sentimentales en mi curiosidad. Otro dato interesante del grupo es su constante ciclo de miembros, asi como la cantidad, donde se ven acreditados muchos músicos como parte de la banda, mas su continuidad no siempre es permanente asi como tampoco sus contribuciones caen en todas las composiciones, fruto de esto ha de ser la enorme diversidad musical que pueden abarcar, como también las orquestaciones tan logradas se ven claramente beneficiadas de esta estructuración múltiple. No obstante el eje de Arcade Fire, se remite al matrimonio de Win Butler y Regine Chassagne, ambos multiinstrumentistas, son los que llevan el mando en cuanto a la banda, asi que a la hora de depurar podríamos centrar el corazón del colectivo en ellos dos. Pero como decía, entre tanto refrito de su generacion, son un aire fresco, tienen un sonido muy propio, sin necesidad de rescatar alguna vieja influencia y maquillarla. Dentro de todo el panorama, su música es metafóricamente alentadora, no teniendo que acudir a ningún referente inmediato. Sin embargo no es para sobrevalorarlos y deidificarlos tan rápido, la cautela asi como el añejado son los mejores medidores de un album o grupo, pero por el momento guardan una promesa gigante en sus instrumentos.
Si buscásemos identificar el código sonoro de Arcade Fire, desmenuzándolo, probablemente pudiésemos distinguir, esas cuerdas delicadas o las percusiones bien marcadas, despojadas de pomposidad, algún riff simple por aquí y por allá, letras precisas, una voz que sin ser descollante imprime imperfecta humanidad en su desempeño, pero ante todo un agente cohesionado , ese “algo” que eleva el status de los tracks, tornasolándolos, torciéndolos en prismas muy sensibles “no sentimentales”, ya se quisiera Coldplay conmover la mitad de lo que lo hacen los canadienses en su opera prima.
Desde los vahos claros e invernales de Tunnels, a la efectiva In the back Seat, todo lo que se escucha en Funeral, vocifera despacito aleteos descorazonadores, ya ven Wake Up, que se construye en base a un riff muy simple y con ese esqueleto, le agrega las voces, demases instrumentos (arpas), luego acelera el ritmo con baterías trepidantes (03:56) y crea un himno gigantesco, parecieran mil voces alzadas y marchantes y lo realmente increíble es que canciones buenas como esta hay a raudales y con diferentes formas, mas todas en la misma sintonía, como Crown of Love ,que se anida en un vaivén de violines muy marcados y lentísimos pero hipnóticos, hasta el 3:43 que es cuando todas esas cuerdas empiezan a hacer efectos mas veloces, mas rítmicos pero paranoides, una composición que siempre tiene un matiz escondido para fluctuar mejor. Quizás los únicos “pero” dentro de todo el Opus serian Haití, cantada por Regine, con algo de desidia y 7 Kettles, que si bien no se acoplan bien con la esencia del disco, o mas bien no le dan mas valor agregado, no son piezas deletéreas. Une anneé Sans Lumiere, al llevar una composición bilingüe, hace divagar por terrenos caliginosos, o mas bien difusos, un aletargamiento muy dulce y grisáceo, pero una vez mas le dan la vuelta a la tuerca en el 2:45 nuevamente , ligan la primera parte con una segunda cargadísima para el lado del rock, con una guitarra acelerada y monocorde + percusiones taquicardicas, un final similar a la urgente Power Out, dejando de lado la texturizacion en pos de la aceleración, tal vez el tema mas caótico y desordenado pero le sienta bien ese sentimiento de acecho. Laika, también es una pieza absoluta, percutiendo ligero al principio, después dejando entrar a un acordeón (¿) que va nublando el tema, también la voz aporta a este efecto sonando difusa. Si este tema tuviese un color, seria ese que le da el sol en las mañanas a la neblina en invierno, asi de surreal xD. El asunto es que es un tema intrínsecamente nostálgico y lleno de pinceladas (muchos instrumentos). Sin embargo tal vez la mejor canción del disco y eso es mucho decir sea Rebellion (Lies), la melodía central es muy pegajosa aparte va moviéndose por diferentes capas, como cuando se inicia ese juego de voces (afirmación-respuesta) una sucesión variopinta pero emocionante, hasta llegar esa cúspide que es el 3:48 donde violines y teclado logran una especie de cima nítida, para dejar que al final los teclados prevalezcan y se vayan desvaneciendo junto con el tema. Clásico.
Un disco tan bueno y efectivo, que difícilmente en palabras se le pueda traducir, mas es en esta como en muchas otras ocasiones cuando escucharlo y ponerle play por los 48 minutos que dura, los valen totalmente.
· Tracklist
· Neighborhood # 1 (Tunnels)
· Neighborhood # 2 (Laika)
· Une anneé sans lumiere
· Neighborhood # 3 (Power Out)
· Neighborhood # 4 (7 Kettles)
· Crown of love
· Wake up
· Haiti
· Rebellion (lies)
· In the back seat