UnoTras la disolución de Japan a comienzos de los 80, Mick Karn se abocó a la grabación esporádica de algunos álbumes en solitario.
El "mejor bajista de Gran Bretaña" (como lo definió Pete Townshend) había nacido en Chipre. De pequeño se mudó con su familia a Londres, donde Mick fue compañero de colegio de David Sylvian y de su hermano Steve Jansen. Juntos, como sabemos, le darían forma al synth pop de Japan.
Dos
Dreams of reason produce monsters (que toma su título de la famosa pintura de Goya perteneciente a la serie Los Caprichos) fue el segundo lp de Karn, editado en 1987. Virtuoso no sólo del bajo fretless, Mick toca aquí varios instrumentos de viento, percusiones y teclados. Pero al igual que en otros proyectos paralelos de los "ex Japan" (Nine Horses, Rain Tree Crow) los antiguos compañeros pululan alrededor: David Sylvian aporta su "voz dorada" en dos tracks y Steve Jansen se hace cargo de teclados, baterías y coros.
Musicalmente, "Dreams of reason..." consiste en diversos instrumentales, con formato de marchas paisajísticas. El soundtrack de ciudades europeo- nostálgicas que nos siguen hablando desde el pasado, a la manera de "monumentos". Por momentos espectral, por otros diáfano, el álbum va dejando caer sus fichas como postales.
Tres
Yendo al tracklist, ahí están "First impression" y "Language of ritual" para introducirnos en clima. Sobre ritmos programados, algo marciales (el único detalle que por momentos, mediante algunos sonidos, fecha al álbum en los ochentas) se montan los serpenteantes arreglos de vientos y firuletes neoclásicos. En "Buon" (el primero de los temas cantados) llega la voz de Sylvian. Se trata de un mid tempo de maquillaje pop con cornos, gaitas y castañuelas.
"Land" mezcla aires orientales con melancolía de grandes ciudades, en un formato que años más tarde retomarían, por ejemplo, los AIR de "Alone in Kyoto" (Talkie Walkie, 04). "The three fates", por su parte, retoma los tempos medios con un instrumental que presenta varios puntos en común con la música que hacían los Japan. Para el final, "Dreams of reason" presenta sus fanfarrias de vientos y melodías de inspiración de cámara. El cierre es con "Answer" y sus bellísimas voces (a cargo de la Burn Church School Choir).
Una música sin traumas, pensada y ejecutada por el simple placer de ser simplemente eso: música.