En algún punto es lógico que de sus cuatro primeros discos, "Ocean rain" siga sacando todos los números para ser considerada la "masterpiece" de los Echo and The Bunnymen.
Sacando su tono general algo sobrecargado de dramatismo, el disco tiene grandes canciones. De esas que de tan buenas superan inclusive la pretenciosidad de cualquier idea.
Además, claro, "Ocean rain" construye un escenario para mostrarlas. Un cuento fantástico y nocturno, con mares y vientos que azotan, marineros y lunas asesinas que terminan embriagándonos. En eso- y en la suma de tantos pasajes musicalmente exquisitos, superlativos- los de Liverpool grabaron, sí, un disco inigualable.
Paris je t´aime
Para 1983 los Bunnymen estaban en el pico de su éxito en Inglaterra. Prensa y público los adoraban tras la edición de "Porcupine". Agotado por las giras, el grupo decidió trasladarse a París en busca de inspiración. Por empezar, hallaron un lugar de trabajo de ensueños en el Studio des Dames, una vieja sala de grabación en la vieja escuela, llena de aparatos en desuso, largas escaleras y sótanos y operarios de guardapolvo que sabían hacer su trabajo.
A París fueron, además, tras la estela de Scott Walker y Jacques Brel, dos de las inspiraciones más fuertes de aquel período. La otra fueron las orquestaciones que el grupo californiano Love había grabado para su disco clásico de 1967 "Forever changes". Algo así querían los de McCulloch para su nuevo álbum.
Pero fue la vida parisina la que los enamoró e inspiró definitivamente. Y la que tiñó con su romanticismo el aura de "Ocean rain". "Parábamos en un hotel a unas pocas millas del estudio" cuenta Will Sergeant en las liner notes de la Deluxe Edition. "Les (Pattinson) y yo habíamos llevado nuestras bicis. Nos levantábamos temprano esas mañanas de otoño y hacíamos siempre un camino diferente para llegar al estudio".
"Fue un tiempo mágico" sigue recordando Will. "Teníamos visiones románticas de Tom Verlaine bajando por las escaleras de Montmartre con un libro de poesía de su héroe Paul Verlaine en el bolsillo, el aliento a Absenta en su boca... Fuimos a Père- Lachaise a decirle ´hola´a Jim y a Oscar...Nos sentíamos como si fuéramos la respuesta de Liverpool a los Monkees o los Beatles en ´Hard´s day night´. París se habia convertido en nuestro segundo hogar". En resumen, los planetas se habían alineado para que el grupo grabara ese disco "totalmente diferente a lo que se había hecho hasta entonces".
Yendo al álbum, "Ocean rain" fue el fruto de París, desde ya, y del sonido que el grupo logró en Des Dames (resultado, según cuenta Sergeant, de unos aparatos especiales, muy viejos, que utilizaron allí) y por supuesto, de la propia inspiración de un grupo en la cima de su juego. En las sesiones echaron mano de todo lo "vintage" que encontraron en Des Dames: desde celestes y glockenspiel hasta marimbas y viejos amplificadores. También recurrieron a los arreglos orquestales de Adam Peters, clave en el flavour final.
En la primera mitad el grupo combina canciones redondas ("Silver", "Crystal days") con algunos pasajes de experimentación más derivativos (la densa y cinematográfica "Nocturnal me", "Thorn of crowns" con sus raras escalas del Este y demenciales chirridos de la guitarra de Sergeant).
En la segunda mitad, el grupo roza lo celestial con las canciones como centro. Por empezar, "Killing moon" parece flotar indefinidamente en un limbo romántico incierto, lejano. El solo perfecto de Sergeant, las escobillas de De Freitas crepitando junto a las cuerdas. Y ese final largo, interminable. Paradójicamente, el clímax de la canción.
Según McCulloch, "Killing moon" "es simple y hermosa. Es profunda, pero no está vestida como una cancion de amor sino como una sobre la predestinación". "El personaje central -sigue Mac- es el capitán del barco y la canción tiene ese movimiento, esa tensión de la navegación en cada línea. La clave está en el estribillo. Yo estaba verdadermente enamorado de París".
En el último tramo están esas otras gemas inigualables: la perfección pop de "Seven seas" y sus campanas, el ritmo sincopado de "My kingdom" y finalmente "Ocean rain", con toda su imaginería marítima, su clima orquestal, su crescendo sobre el final.
La Deluxe Edition lanzada en 2008 por el sello Rhino incluye un segundo disco con un potente show en el Royal Albert Hall en julio de 1983.
BonusGracias a Sergito Langalay por prestarme la "Deluxe Edition", invalorable por sus notas internas.
Echo and The Bunnymen 1983
Ian McCulloch, Pete de Freitas, Les Pattinson, Will Sergeant.
Los cuatro primeros lps
Porcupine (1980) Heaven up here (1981) Porcupine (1982) Ocean rain (1983).