En 1969, Scott Walker entró a los estudios Olympic de Londres para grabar su cuarto disco solista, y el primero compuesto enteramente por canciones propias.
Desde muchos puntos de vista, Scott 4 es el disco más personal de aquel primer período. Por empezar, como ya dijimos, es el primero compuesto exclusivamente por canciones del propio Scott, en un intento por alejarse del fantasma omnipresente de Jacques Brel de los primeros tres álbumes.
Por otro lado, un dato: en su primera edición, Scott 4 estuvo firmado por Noel Scott Engel, verdero nombre de Scott.
Musicalmente, además, encontramos a un Walker bajando los decibeles de su propia sobreactuación, esa que amenaza con saturar varios pasajes de los tres primeros volúmenes. Aquí las canciones (o su revestimiento) abandonan gran parte de aquel barroquismo.
Mayor despojo, entonces, y una belleza que por momentos roza lo sublime, como en "On your own again", "Angels of ashes" o "Boy child", con esas características cuerdas que dejan todo flotando alrededor.
El disco se completa con interesantes mid tempos como "The old man´s back again" y las guitarras de inspiración española de "The seventh seal". En el último tramo del disco brilla la bellísima "Duchess" y el cierre con "Rhymes of goddbye".
Un disco sobresaliente, y el ejercicio más pulido del primer Scott Walker, antes de sus sucesivas mutaciones hasta convertirse en un extraño objeto de culto.