White pepper fue el séptimo disco de los oriundos de Pennsylvania Ween.
Una de esas bandas que nuestro imaginario ubica rápidamente en "los noventa", moviéndose entre el mainstream y ciertos toques de lo que comúnmente se denominó "alternativo". Aunque particularmente nunca entendí "alternativo" a qué era "lo alternativo". Pero esa es otra discusión.
Melodioso e inteligente, White pepper significó, además, la finalización del contrato que unía a la banda con Elektra Records. El tridente que abre el disco ("Exactly Where I'm At", "Flutes of Chi" y la súper XTC y primer single del álbum "Even If You Don't") sienta las bases de un pop irónico de gran factura y recubierto de excelentes melodías.
Tras el intermezzo bossa nova de "Bananas and Blow" los Ween pelan su costado hardcore con "Stroker Ace" y nos recuerdan que con ellos nunca nada fue precisamente unidimensional. En un claro gesto posmoderno (cuando lo posmoderno era moderno en los 90) el grupo cita a los America de "Ventura highway" en "Ice castles", aunque luego la balada cobra tintes aeroespaciales.
Pero en los 90 también se intaló la dictadura del consumidor, y a éste hay que tenerlo entretenido para que nos compre lo que vendemos. Así que los Ween vuelven a electrificarse para "The grobe" y -adictos a las bromas y un humor sarcástico- a continuación se despachan con un ejercicio a la Steely Dan con "Pandy Fackler".
Sólo queda tiempo de visitar algo de country rock deforme ("Falling out") y cerrar con el clima intimista de "She´s your baby" para entender que los Ween armaban riquísimas y variadas ensaladas. Y que sólo ellos podían tocar todo eso bien y con todos los sentidos del humor posibles.