Hace tiempo que venimos observando cómo en algunas enfermedades sabemos empatizar con las personas que la padecen o la han padecido, sin reparar en cómo ha podido contraerla. Es lo más lógico, alguien padece una enfermedad, pero no se cuestiona el porqué o cómo la ha contraído, simplemente la padece y es más que suficiente para empatizar con la persona. Esto es lo más humano.
Sin embargo, hay algunas enfermedades estigmatizadas que no ocurre de la misma manera. Hablo de las enfermedades mentales y adicción. Pero esto es bastante, cómo lo diría, estúpido.
Las enfermedades mentales no se eligen, simplemente se padecen y están en el órgano más complejo y menos conocido del ser humano, y todas y cada una de las personas por tanto, estamos expuestos a padecerlas. Del mismo modo que tenemos riñones y podemos padecer un cólico nefrítico o un cáncer de piel.
A estas alturas no tendríamos que estar diciendo esto, pero son enfermedades que han estado discriminadas y estigmatizadas por el desconocimiento de la población en general. Teoría de la discriminación.
Pensar que alguien pretende ser adicto a algún tóxico o situación, es pensar que alguien pretendía contraer un cáncer o juntarse con una persona que te maltrata.
Es cierto que las personas adictas a sustancias son ellas mismas quienes las ingieren, pero, esa acción es tan sólo una medida paliativa a un sufrimiento. Las drogas actúan como fármacos paliativos, y nada más es un síntoma de una enfermedad mayor. Además, por padecer una enfermedad no deja de ser muchas otras cosas. De hecho no soy una enfermedad.
Es como la persona que padece una depresión y no puede levantarse de la cama. El no poder levantarse de la cama es un síntoma de la enfermedad, entre otros síntomas posibles. Así como quien padece un proceso gripal y siente un dolor en la garganta, pero en la garganta no tiene nada, tan sólo es uno de los síntomas de una enfermedad.
Hasta que no se entienda estas vicisitudes de las enfermedades mentales, no podremos normalizarlas, seguirán estigmatizadas y muchas personas ocultarán o tratarán de ocultar sus síntomas con tal de no ser estigmatizadas, y por ende, no solicitarán ayuda.