El otro día navegando por una red social (que le voy a hacer, soy una reciente post-adolescente) me encontré con esta fotografía que, en primera instancia, me hizo reír; pero tras ver los comentarios de los protagonistas bajo la ilustración y percatarme de que la situación se terció en verídica, la cara me cambió totalmente.
¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, época de la globalización, aún se mantengan estos estandartes sociales? Cuanto daño a la imagen nos han hecho las películas de los Bra Boys (acojonante surf) y la melena al viento de Bodhi señores…
Hay quien piensa que seguimos siendo unos maleantes violentos con demasiado tiempo libre y yo, sinceramente, no sé qué estereotipo prefiero: el de la rubia con una tabla que no sabe usar o el del ladrón antisistema sin escrúpulos. En fin, ya sabéis chavales, si entráis, por algún casual, al ayuntamiento o diputación, ocultad vuestro carnet de surfista no vayan a deteneros por PRESUNTOS colaboradores de la trama Gürtel.
Si volvemos a la época totalitaria donde la reunión estaba prohibida… por favor, lo suplico, que apliquen la medida primero en el pico.
Buenas (escasas) olas.