Revista Coaching

Disculpe… ¿El camino a Dios?

Por Rosehill

¡Qué gran pregunta, verdad!

Si existiera la guía perfecta que nos mostrase dicho camino seguro que ya la habrían convertido en un best seller. Seguro que ya formaría parte del programa educativo de nuestras escuelas, que las religiones ya se habrían atribuido su porción de mérito y hasta incluso seguro que los navegadores de nuestros coches ya estarían programados para indicarnos el susodicho “camino”.

Sin embargo te aseguro que el título de este artículo tiene sólo una respuesta, pero antes de compartirla contigo te quiero contar algo más.

El hombre en las primeras etapas de la historia ha necesitado (y sigue necesitando..) encontrar las respuestas básicas que encierran el gran misterio de su existencia:
¿Quién soy?
¿De donde vengo?
¿Por qué estoy aquí?
¿Qué tengo que hacer?

Normalmente cuando buscas empiezas a encontrar; así que cuando la humanidad empezó a buscar las respuestas….entonces algunas personas empezaron a encontrar a Dios.
¿A qué me refiero cuando digo econtrar a Dios?
En realidad me estoy refiriendo a tener la experiencia de Dios, lo cual abarca infinitas posibilidades pero hay dos de ellas en las que quiero hacer un especial hincapié: La experiencia de ser Amor y la experiencia de ser parte del Todo.

Pues bien, siguiendo con la historia, aquellos pocos que realmente encontraban a Dios (gurus, iluminados, ascetas, chamanes, brujos, sacerdotes, magos…) se volcaban a transmitír la GRAN EXPERIENCIA a los miembros de sus tribus, de sus pueblos, de su gente. Aquello que les transmitían venía cargado de la magnificiencia y la profundidad habitual de alguien que EFECTIVAMENTE ha encontrado a DIOS.

Entonces la gente además de escuchar a estos “elegidos” quería llegar a tener la MISMA experiencia que ellos. Así que empezaron a preguntar e insistir más y más….y más….y por supuesto, empezaron a escuchar e interpretar lo que escuchaban a su manera. Entonces la gente, con un nivel de conciencia bastante más bajo que esos “elegidos”, se dieron cuenta de que no era tan fácil para ellos y que NECESITABAN UN CAMINO MÁS CLARO Y CONCISO para entender y seguir los pasos de los que YA lo habían conseguido.

Entonces nació la RELIGIÓN

Las  religiones se convirtieron en la perfecta guía espiritual de la humanidad en unos momentos en los que lucíamos un nivel de conciencia demasiado bajo como para entender el alcance de las 4 preguntas de arriba. La gente pronto se dio cuenta de que en el mundo había otros pueblos que tenían caminos muy distintos, es decir otras religiones que seguir, lo cual sirvió para afianzar su sentimiento de pertenencia a una determinada comunidad.

La religión cumplía su papel de manera perfecta si no hubiera sido porque se nos ocurrió la brillante idea de convertir en DOGMA todo lo que habíamos interpretado. Es decir, en algo incuestionable, firme e innegable. Esa peculiar ACTITUD por convertir en dogma nuestras creencias es precisamente lo que nos lleva tarde o temprano a experimentar el desplome de esas mismas creencias. Cuanto más firmemente sostienes algo más pronto te cansas.

La humanidad está pasando por unos importantísimos momentos de cambio que nos afectan en muchos planos pero básicamente el que aquí nos interesa abordar es el plano espiritual. La humanidad está EMPEZANDO a despertar. Insisto…ESTAMOS EMPEZANDO a subir el nivel de conciencia. Una de las consecuencias de ello es que estamos dejando de lado los caminos que antes transitábamos para adentrarnos en otros caminos que están siendo acogidos como NUEVAS formas de expresar nuestra espiritualidad. Sin duda el panorama actual presenta una rica y variada oferta de nuevas corrientes, disciplinas y técnicas al alcance de casi todo el mundo. Basta que cojas cualquier revista actual de conciencia y espiritualidad y eches un vistazo a su sección de anuncios o a la agenda de eventos para entender a lo que me estoy refiriendo.

Abandonar viejos caminos para entrar en otros nuevos puede ser una muy buena idea pero si lo hacemos con la misma ACTITUD dogmática de antes entonces nos volveremos a equivocar. Volveremos a creer que tal o cual camino encierra la gran verdad que buscamos. Volveremos a creer que necesitamos pertenecer a ese grupo y que además tenemos que hacer unos determinados cursos o cumplir unos requisitos para poder ser miembro de él. Nos equivocaremos por querer poner nombres a nuestros caminos o a escoger sólo caminos que tengan nombre.

El problema no está nunca en el camino sino en la ACTITUD con la que lo recorremos.

Somos libres y no necesitamos nada para serlo. La libertad es parte de nuestra esencia divina y de nuestra condición natural de existencia. Luego todo aquello que condicione, limite o censure la expresión de esa cualidad de almas libres que somos, acabará por dejar de servirnos a nuestro propósito.

Ah, por cierto, tal y como te dije antes, sí existe una respuesta al título de este artículo:

El camino a DIOS ERES TÚ.

No lo olvides y ojalá entiendas lo que eso quiere decir.

Hasta pronto.

Luis


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