DISCURSOS DE AZAÑA
Su arma más poderosa fue su cerebro y el vehículo de expresión de su pensamiento: la palabra.
Construyó discursos memorables que pronunciaba en el Ateneo (que presidió), en asambleas de su partido Acción Republicana y, sobre todo, en el Congreso de los diputados. Surtían efectos inmediatos de aprobación y entusiasmo, desbloqueaba situaciones de lo más variopinto, desde las alianzas con otros partidos hasta la difícil aprobación de su política militar, pasando por irónicas respuestas a grupos de oposición.
Lo que no pudo frenar fueron los impulsos de una España torva, reaccionaria y vengativa que quería sangre y fuego.
Era un intelectual creativo y esteta, de trayectoria coherente e impecable. Desgraciadamente no triunfó, era imposible vencer a tantos enemigos, los de fuera y los de dentro. Murió en el exilio y allí, en Montauban, seguirán sus restos según contestó su sobrina-nieta a una pregunta mía.
Fernando Martínez Serrano 23-12-20