A veces solo provoca ir y sentarse a mirar hacia allá
Hace poco me preguntaron cómo hacía para decidir mis viajes y respondí, sin pensarlo mucho: por instinto. Una vez, por ejemplo, quise ir a Europa varios meses solo por el afán de alejarme y escribir. Otra vez fui a Estados Unidos porque quería escuchar jazz y blues. Alguna vez fui a Río de Janeiro solo porque quería ver atardeceres y tomar mucha agua de coco. Y cada uno de esos viajes surgieron de la necesidad de hacerme caso a lo que sentía, así nada más. Hacerle caso a mi instinto, claro.
Quien me hizo esa pregunta, escuchó mi respuesta y me dijo que era muy caprichosa. Anotó en su libreta: “Adriana, una viajera caprichosa”. Eso me pareció un poco ¿desajustado? Entiendo los caprichos de otra manera. Capricho es querer volar en primera clase cuando sé que no puedo o armar un berrinche en el lobby de algún hotel porque quiero una suite con cama king en vez de la litera del hostal. Me parece un capricho petulante ese el de querer que me den cosas gratis solo porque sí o querer sobrevolar alguna ciudad cuando mi presupuesto da para trenes, metros, autobuses y poco más.
Mis viajes responden a una necesidad absoluta de (re)conocerme, de aceptar que voy por ahí buscando respuestas, incluso, a preguntas que no estoy consciente que me hago. No viajo para acumular países y exponerlos en mi biografía, no viajo para decir que soy la que más viajo. Viajo porque soy muy curiosa e inquieta, por las sensaciones, por aprender, por atesorar instantes, para sorprenderme cada vez, para contar historias, para retarme, para incomodarme a veces, para saber de soledades, compañías y amores, para preguntar. Viajo por instinto, porque voy hacia donde las ganas latan con más fuerza, aunque ya conozca ese destino, aunque quede muy lejos o esté apenas a una hora de casa. Viajo para ver qué pasa, como esa vez que estando en Nueva York decidí que al año siguiente iba a Irlanda y lo dije así, sin mucho orden, solo porque sentía que tenía que ir. Y fui, y escribí esto.
Yo sé porqué viajo, sé que mis viajes los decido de esa manera. Pero la pregunta me ha dado vueltas estos días en los que -aparte de llamarme caprichosa- también me han preguntado cosas como: hacia dónde hay que ir solos por primera vez, qué destino recomiendo para estar tranquilos, qué ciudad hay que visitar si eres una mujer viajando sola. Y el universo de respuestas es tan amplio, tan personal, que me siento incapaz de contestar con certeza a esas interrogantes.
Si no sabes a dónde ir, déjate llevar
Y siempre disfruta la travesía (aunque estés en Irlanda y perdida)
Por eso quiero hacer este manual con la intención de ayudarlos a decidir a dónde ir y así lo puedan consultar cuando tengan ganas de largarse a algún lugar a ver mundo. Porque a veces, lo único que hace falta para moverse es que nos recuerden una que otra cosa. Así, nos convertimos en diseñadores de nuestras aventuras.
- No le hagas ningún caso a los que te digan que no puedes.
- Ahorra (aquí doy algunos tips y aquí otros más)
- Pregúntate qué quieres y hazte caso.
- No te sabotees.
- No le cuentes a nadie.
- Viaja solo.
- O viaja acompañado, sin alguien que se queje mucho.
- Visualiza el viaje, créelo.
- Cuando te pregunten ¿por qué? respóndeles: ¿por qué no?
- Arma una ruta posible, anota datos.
- No cumplas esa ruta. Improvisa.
- Lee a viajeros que ya hayan ido a ese sitio que quieres conocer.
- Pregúntales cualquier cosa.
- No te pongas excusas.
- En serio, no te pongas excusas.
- Si sientes miedo, ve a conocer algún sitio a dos horas de casa.
- Ve a conocerlo solo.
- Si sientes miedo-emoción, es que estás tomando la decisión correcta.
- Aléjate de tu zona de confort, porque eso te hará dar otros pasos (y eso aplica para todo)
- Sorpréndete con cada viaje como si fuese el primero.
- Vete lejos y aprende en lejanía.
- Vuelve a casa, a los afectos.
- No creas que eres tú el único que viaja.
- No creas que estás conquistando territorios, ya otros han pasado por ahí.
- No viajes solo para decir que has viajado.
- No viajes solo para tomarte una foto bonita.
- Viaja porque lo necesitas.
- Sé paciente.
- Deja que los sitios te hablen ¡o que te llamen! (por eso sabrás a dónde ir)
- ¡Viaja!