Revista Salud y Bienestar
El programa 'Robocity 2030', un consorcio que coordina a los principales grupos de investigación de la región en el área de la robótica de servicio a los ciudadanos con el fin de aumentar la calidad de vida en las áreas metropolitanos ha creado un entorno inteligente que permite a personas discapacitadas o de la tercera edad vivir solos en sus casas.
Este entorno inteligente doméstico se ha creado en la Universidad Carlos III y representa una cocina en la que podría desenvolverse un robot de asistencia como 'Asibot', desarrollado en esta universidad madrileña.
El objetivo de este tipo de robots es permitir a personas discapacitadas, de la tercera edad o con problemas cognitivos, por ejemplo, que puedan vivir solas en las casas sin ayuda externa para mejorar su calidad de vida.
Este robot escalador portátil de asistencia personal se puede desplazar por superficies verticales mediante un sistema de conectores de anclaje ('Docking Station') colocados en las paredes y que se ajustan a las dimensiones de la habitación en la que se instalan los dispositivos.
De momento, el movimiento entre los mismos y la realización de tareas se realiza mediante una programación previa, pero los investigadores trabajan para dotar al robot de un sistema inteligente de reconocimiento de imágenes para que pueda realizar tareas de forma autónoma.
Uno de los aspectos más interesantes de 'Asibot' es su portabilidad, ya que puede ser acoplado en diferentes conectores de distintos usuarios e incluso ser anclado a la silla de ruedas de un discapacitado. El brazo puede levantar y transportar hasta 2 kilos en su extremo gracias a la estructura de aluminio ligero y fibra de carbono que aloja toda la tecnología de control a bordo con un alcance de hasta 1,3 metros.
El robot es portátil, pues su peso apenas supera los 10 kilos, aunque el próximo prototipo, que ya está en fase de desarrollo, mejorará las prestaciones actuales.
Dos tipos de posibles aplicaciones
Las aplicaciones de robots de este tipo abordadas en el marco del programa 'Robocity 2030' se pueden dividir en dos grandes grupos: calidad de vida en entornos abiertos y calidad de vida en entornos cerrados.
En el primer caso, el objetivo es analizar las posibilidades del empleo de la robótica en infraestructuras y vías urbanas centrándose en aplicaciones tales como robots móviles de limpieza de calles, de detección y desactivación de explosivos, de seguridad ciudadana, de mantenimiento de zonas verdes, etc.
En el segundo caso, se pretende hacer más fácil, agradable y llevadera la vida de los ciudadanos en entornos habitables tales como casas y oficinas. Este grupo de aplicaciones de la robótica de servicios va dirigido también a un amplio sector de la población como ancianos, niños y discapacitados, que en muchos casos necesitan ayudas permanentes en hospitales, hogares y colegios con robots compañeros de juegos, educativos, de asistencia y rehabilitación, de teleasistencia personalizada, etc.
El coordinador de este programa es Carlos Balaguer, director del Robotics Lab de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), y en este proyecto también participan la Universidad de Alcalá (UAH), la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), formando un equipo de más de 60 doctores y 100 investigadores.
Este entorno inteligente doméstico se ha creado en la Universidad Carlos III y representa una cocina en la que podría desenvolverse un robot de asistencia como 'Asibot', desarrollado en esta universidad madrileña.
El objetivo de este tipo de robots es permitir a personas discapacitadas, de la tercera edad o con problemas cognitivos, por ejemplo, que puedan vivir solas en las casas sin ayuda externa para mejorar su calidad de vida.
Este robot escalador portátil de asistencia personal se puede desplazar por superficies verticales mediante un sistema de conectores de anclaje ('Docking Station') colocados en las paredes y que se ajustan a las dimensiones de la habitación en la que se instalan los dispositivos.
De momento, el movimiento entre los mismos y la realización de tareas se realiza mediante una programación previa, pero los investigadores trabajan para dotar al robot de un sistema inteligente de reconocimiento de imágenes para que pueda realizar tareas de forma autónoma.
Uno de los aspectos más interesantes de 'Asibot' es su portabilidad, ya que puede ser acoplado en diferentes conectores de distintos usuarios e incluso ser anclado a la silla de ruedas de un discapacitado. El brazo puede levantar y transportar hasta 2 kilos en su extremo gracias a la estructura de aluminio ligero y fibra de carbono que aloja toda la tecnología de control a bordo con un alcance de hasta 1,3 metros.
El robot es portátil, pues su peso apenas supera los 10 kilos, aunque el próximo prototipo, que ya está en fase de desarrollo, mejorará las prestaciones actuales.
Dos tipos de posibles aplicaciones
Las aplicaciones de robots de este tipo abordadas en el marco del programa 'Robocity 2030' se pueden dividir en dos grandes grupos: calidad de vida en entornos abiertos y calidad de vida en entornos cerrados.
En el primer caso, el objetivo es analizar las posibilidades del empleo de la robótica en infraestructuras y vías urbanas centrándose en aplicaciones tales como robots móviles de limpieza de calles, de detección y desactivación de explosivos, de seguridad ciudadana, de mantenimiento de zonas verdes, etc.
En el segundo caso, se pretende hacer más fácil, agradable y llevadera la vida de los ciudadanos en entornos habitables tales como casas y oficinas. Este grupo de aplicaciones de la robótica de servicios va dirigido también a un amplio sector de la población como ancianos, niños y discapacitados, que en muchos casos necesitan ayudas permanentes en hospitales, hogares y colegios con robots compañeros de juegos, educativos, de asistencia y rehabilitación, de teleasistencia personalizada, etc.
El coordinador de este programa es Carlos Balaguer, director del Robotics Lab de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), y en este proyecto también participan la Universidad de Alcalá (UAH), la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), formando un equipo de más de 60 doctores y 100 investigadores.
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