“No juzgar un libro por su portada”… Viejo dicho popular, muy sabio, pero que resulta casi paradójico. Como ha señalado el escritor “Macoco G.M” en este mismo blog, “lo primero que verá una persona de tu obra será la portada; y quizás también lo último”.
En la red pueden encontrarse muchas guías (algunas en verdad muy buenas) sobre cómo diseñar una portada atractiva contando incluso con algunos consejos de maquetación. Sin embargo; la gran mayoría están orientadas hacia la creación de una portada clásica, para un libro en formato de papel.
En el libro digital entran en juego nuevos factores que obligan a “evolucionar” el concepto de portada, adaptándose al modo en que las distintas plataformas de venta exhiben sus productos.
Hasta hace unos años, a la hora de adquirir un libro, el lector acudía a una librería o mercadillo. Sitios acogedores en los que dispone de tiempo para caminar entre las estanterías, ver las portadas, tomar un ejemplar que le ha llamado la atención y hojearlo…
Pero el mercado digital quizás tiene más similitudes con un gran supermercado que con una librería. La web invita a la velocidad, y aunque el potencial lector esté cómodo en su casa, pasará de una página a otra viendo tan solo listas de títulos o largas parrillas de imágenes donde, al igual que en una góndola de supermercado abarrotada de productos, nuestra portada quedará sumida en una masa informe en la que cada obra dispone de una fracción de segundo para llamar la atención.
En estas circunstancias el modelo tradicional no es efectivo.
Para comprobarlo; basta con visitar cualquier sección en Amazon o Apple (por mencionar las dos más populares). Muchas de las portadas, que siguen la línea del diseño editorial tradicional, quedan reducidas a un “cuadro borroso” en el que no se aprecian ni el título ni la imagen. En el caso de las listas de “lo más vendido”, quizás no importe demasiado porque la gran mayoría de las novelas que la componen son la versión digital de un libro físico; publicado por una editorial tradicional y de un escritor reconocido, por lo que un alto porcentaje del público que lo ha comprado entró al portal con la idea específica de adquirir dicha obra.
Los escritores independientes, en especial aquellos que lanzan su primer trabajo al mercado, dispondrán (al igual que el nuevo yogur bajo en calorías perdido en un estante) de una única y fugaz oportunidad para llamar la atención de un lector potencial.
En tal caso: ¿cómo debería ser la portada de nuestra obra?
Nuestra portada debe destacar llamando la atención durante el tiempo suficiente para que el lector se sienta atraído a informarse más sobre ella y valorar si le interesa.
El título debe ser legible, incluso dentro de su pequeño recuadro en la parrilla de imágenes. Para conseguirlo no hace falta que todas las palabras que lo componen destaquen por igual, sino aquellas que resulten clave. Por ejemplo en mi novela: El Beso de los Lobos, “beso” y “lobos” fueron las dos palabras a destacar…
Otro punto relevante es la ilustración o fotografía, que deben ser simple pero poderosa, más cercana quizás a los conceptos de “señalética”: imágenes pregnantes, bicromías, textos grandes y de composición llamativa… Una buena composición tipográfica puede ser más que suficiente, aún sin un acompañamiento de imagen.
Un detalle a tener muy en cuenta es que, a diferencia del libro de papel, donde la riqueza de la portada en comunión con la encuadernación, pasa a ser un objeto de deseo, entrañable e incluso mágico, que sigue deleitándonos una vez leído con su llamativo lomo destacando en nuestra biblioteca; la portada de un libro digital será vista por el lector muy pocas veces durante toda su vida. Una vez adquirida la novela (y dependiendo del soporte en que se lea) la portada quedará reducida a un icono tan pequeño como en el momento en que se compró, o a una simple línea de texto en una biblioteca virtual.
Si por las características de la obra, o por simple gusto personal, se justifica una portada de gran riqueza visual; siempre puede incluirse como imagen adicional o portadilla dentro del propio libro, siendo esta la primera página que descubrirá el lector al abrir el archivo. Por supuesto, en el caso de vender la obra tanto en papel como en digital, pueden diseñarse dos portadas distintas adaptadas a cada mercado…
Dante Orsini; autor de “El Beso de los Lobos”.
A la venta en Amazon Kindle y Apple iBooks Store.