El color y la textura del pavimento son muy significativos para la integración visual del pavimento con su entorno. Esto es especialmente importante en paseos en cuesta y en los ópticamente anchos, donde el pavimento es una envolvente espacial, como si fuera un paramento.
Los caminos no tienen forzosamente que mantener sus bordes paralelos. Los ensanches, formalizados o no, permiten crear islas de tranquilidad siempre que estén lo suficientemente retiradas del tráfico; además proporcionan movimiento y variedad a la traza. Son posibles tanto en los de planta recta como curva. Los ensanchamientos deben conseguirse con líneas de trazado acorde con el resto; mezclar rectas y curvas puede ser arriesgado.
Diferenciar las estancias del tránsito siempre es conveniente y puede lograrse con distintos tipos de pavimentos.Una adecuada y armónica combinación de pavimentos colabora en la identificación de las reservas de espacio para los diferentes usos.Uno o dos peldaños sueltos en el camino constituyen un hito que enfatiza aspectos que queremos destacar, tales como adquirir cierta elevación sobre el terreno y reconocer una vista oculta en el anterior nivel, cambiar de ambiente, detener el paso para reparar en algo...
Colocados a intervalos estudiados marcan un ritmo que puede ser necesario para modificar la perspectiva, acomodarlo al terreno circundante o simplemente marcar un ritmo agradable. Claro está que los peldaños no deberán suponer una barrera arquitectónica, habrán de acompañarse de una rampa para disponer de un recorrido accesible.
Los cruces de caminos deben permitir la cómoda circulación y no recorrer distancias innecesarias. Los acuerdos en curva son los más utilizados pero no hay que descartar los demás.
La macla de caminos, o de caminos con áreas estanciales, con distintos tipos de pavimentos es muy conveniente pues forma un mosaico que ofrece una buena lectura de su utilización.Toda lectura que favorezca la comprensión del diseño es conveniente.
Elevar los caminos respecto del jardín al que acompaña es conveniente, pues sitúa al caminante en un plano superior más confortable.
La situación contraria puede ser conveniente para resaltar el jardín y ofrecer al caminante mejores vistas de éste.
Es frecuente el abombamiento de las superficies encespedadas a los lados de los caminos, que proporcionan mucha belleza y hacen crecer la dimensión del jardín.
Los caminos delimitados por bordes definidos afirman su traza y ganan en presencia y calidad. Combinar bien los materiales del camino y de los bordes es importante.
La vegetación plantada a lo largo de los caminos afirma su traza y sentido, en especial el arbolado, que comunica confort a su utilización.