La distribución de este pequeño ático es la clave para su luminosidad y amplitud.
Si la semana pasada veíamos un minipiso de 33 m² al que se le había sacado mucho partido, preparaos para ver lo que pueden dar de sí 40 m². Si os fijáis en el plano, veréis que en la planta del apartamento no hay ni un centímetro cuadrado sin aprovechar, todo el espacio el habitable. Lo único que está resguardado tras un par de paredes es el cuarto del baño y el dormitorio, perfecto por otra parte para separar las zonas diurnas de las más privadas.
El hecho de que no haya paredes en la zona diáfana, ayuda a que la luz natural de los dos ventanales fluya por toda la estancia, haciendo de esta un lugar luminoso y se vea más amplio de lo que en realidad es.
Es una pena que no tenga un balconcito o pequeña terraza, porque sino si que sería la vivienda ideal para una persona sola en el centro de una gran ciudad.
Por cierto, precioso el estilismo de textiles en toda la vivienda y el perfecto uso del blanco con colores tierra y arena. ¡Feliz lunes!
Vía: Alvhem