Revista América Latina

Disfraces

Publicado el 18 febrero 2015 por Jmartoranoster

Carola Chávez.

Antonio-Ledezma La MUD es una comparsa. Cada quién con su disfraz, unos más audaces, otros más discretos, unos elegantes y comedidos, todos pretendiendo ocultar las mismas vilezas. Maria Corina Machado es reina, no electoral, no dialogante, de la comparsa, sus apellidos y sus rodillas peladas en la Oficina Oval lo avalan. Su disfraz discreto: blue jean y franela blanca, blaquísima, planchada por otras manos; un estudiado look de vecina clase media, de mujer que hace mercado. Con su máscara de actriz sobre actuada, se queja de unas colas que su clase fabrica y que ella no hace. Sus manos, que nunca han pelado un pollo crudo, puño alzado y batiente, denuncian que el pollo está carísimo y cae el arco de sus cejas perfectas como implorando ¿qué van a comer mis hijos? -que no viven aquí-. Disfrazada de mujer que abraza gente que en su casa llaman “niches”, precisamente a esos niches, esos negros, esos monos, que son la causa de su rabia porque ahora quieren mandar. ”Mami, daremos un golpe de estado, no vengas para acá.” Leopoldo se quiere disfrazar de gran líder de algo. Por ahí escribiendo, de puño y letra, papelitos con mensajes intrascendentes, dejándolos volar, tratando de revivir el romanticismo de otros tiempos cuando no había teléfonos inteligentes y Twitter. Como Chávez, pero chic. le dicen sus asesores, como si un Chávez se pudiera hacer como quien hace una sopita de sobre. Mejor Mandela, pensaron, porque, aunque negro, no tiene rechazo en la oposición. Mandela con ojos puyuos. Ledezma cree que con una camisa de Superman ya se disfrazó de “la nueva política”. Él, que, ya era la vieja política, hace décadas, cuando El Tigre se autoproclamaba el “Nuevo”. Su disfraz es tan torpe que él mismo sabe que solo a golpes podría llegar a ser lo que él solito y nadie más quiere. Capriles se disfraza de gobernador que quiere ser candidato ganador de unas elecciones que no puede ganar. Disfraz que apuesta a todas las opciones, como quien no quiere la cosa, queriéndola con desespero, Debajo de la máscara, la arrechera. A Julio Borges la máscara se le resbala, la ira lo desborda y le sale lo patotero de colegio de curas, esos con cara monaguillo que hacen emboscadas y apuñalan por la espalda. Las máscaras caen, llega la justicia, entonces, como siempre, se disfrazan de perseguidos políticos.

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