Con la elección de Donald Trump, tanto antes de asumir su cargo como después de ello, para muchos latinos -sobretodo- resurgió un llamado a consumir lo nacional, a un darle la cara a lo Hecho en Estados Unidos y apostar por el mercado local.
La excusa: si el magnate de los negocios le pone trabas a lo que su país importa y, además, hace latente en cada discurso su xenofobia aplastante, ¿ por qué tenemos que abrazar lo made in USA?
Esto va más allá del toma y dale, del tú me haces (Trump), yo me desquito. Y la siguiente reflexión apuesta por algo más a lo político del tema.
¿Por qué se reacciona así hasta que nos sentimos amenazados o humillados?
Antes de la era Donald Trump lo "M ade in USA" era la elección de facto frente a un "H echo en México". Un jean era mil veces mejor que un pantalón de mezclilla. Tomar el sol en Florida era la opción frente a un atardecer en Manzanillo; y qué decir de actualizar mi estado de Facebook en inglés cuando soy más mexicano que el mole... solo por verme más " inn" [ y es que solo quiénes tienen un público internacional en sus redes sociales "pueden" alternar idiomas sin "verse" mal. Seamos sinceros].
En resumen, es un relato en realidad ficcionada en donde se nos narra sobre una experiencia dentro de una cadena de hamburguesas, Five Guys, en pleno Madrid (España) y del cómo todo te absorbe para sentirse en todos lados menos en España sumando a la ecuación la " obsesión por -que- todo lo que viniera del otro lado del charco (desde su perspectiva) ... molaba -porque- es americano".
Él hace un énfasis en algo que desde su momento me llamó la atención: " por regla general: si puedes decir algo en inglés, dilo; hacerlo en inglés era -es- el camino más fácil".
Obviamente se refiere al contexto de su relato pero, siendo críticos y analistas, la frase se puede empatar perfectamente para cualquier cosa.
Malinchismo le decimos en México. Esa aversión natural ¿? a desprestigiar lo nacional, a desechar lo hecho en nuestro país y a procurar o inclinarnos hacia lo extranjero. Y eso aplica tanto al momento de consumir como para, y sobretodo, valorar más o apostar por el talento de otros lados que con nuestros connacionales.
Y eso lo hacemos de forma cotidiana, natural... hasta que llega alguien a ocupar la silla presidencial de los Estados Unidos que abiertamente es xenofóbico, amenaza con bardear su frontera sur y aboga porque empresas norteamericanas no inviertan en suelo extranjero.
Entonces sí hablamos con boicotear compañías norteamericanas en suelo nacional ( donde laboran connacionales) y defendemos a nuestros paisanos en suelo americano siendo que muchas veces les criticamos por dejar su país en búsqueda del sueño americano.
No niego que el presidente número cuarenta y cinco de los Estados Unidos esté loco y sea un tipo de cuidado pero debemos de cuidar nuestro propio discurso y no andar con la doble moral de apuñalar a lo nuestro pero no permitir que otros no lo hagan.
Incluso hay un hashtag de una refresquera: #ALaMexicana que apuesta por tuitear cosas bien hechas por mexicanos porque somos tan burlones que una reparación ipso facto y mal hecha, o algo realizado al aventón o con un esfuerzo mínimo, le solemos llamar mexicanada o hecho a la mexicana... pero nos asustamos del tipo de tupé amarillo.