Revista Psicología

Disfrazando al machismo

Por El Baúl De La Psique @bauldelapsique

En los países occidentales las formas tradicionales de sexismo son cada vez menores; sin embargo, la igualdad entre hombres y mujeres está muy lejos de ser una realidad. Esta situación nos indica la existencia de formas más sutiles o encubiertas de sexismo.

El sexismo hostil, que se identifica con lo que llamamos “la forma tradicional de sexismo”, se relaciona con sentimientos negativos hacia las mujeres. Por otro lado, el sexismo benevolente o “más moderno”, convive con la aceptación de valores igualitarios y socialmente deseables. Este sexismo puede ser incluso más peligroso que el hostil, ya que puede utilizarse para compensar o legitimar el sexismo hostil.

Viñeta
Copyright: UN Women/Neelabh Banerjee. Traducido por: El Baúl de la Psique.

El sexismo hostil es entendido como una antipatía hacia la mujer. En cambio, el benevolente es un conjunto de actitudes hacia la mujer considerándola estereotipada y limitada a ciertos roles pero con un tono afectivo positivo. Este tono puede despistar a la mujer ya que incluso puede confundirse con caballerosidad. Ambos tipos de sexismo se articulan entorno a tres componentes:

El paternalismo: Al igual que un padre se comporta con sus hijos, por una parte le ofrece protección y afecto y por otro, es el que manda sobre ellos. Esto legitima la superioridad de la figura masculina y la consideración de las mujeres como débiles y frágiles.

La diferenciación de género: Las mujeres son diferentes y no poseen las características necesarias para hacer nada más allá de la familia y el hogar.

La heterosexualidad: La motivación sexual hace que el grupo dominante (hombres) sea dependiente del grupo subordinado (mujeres). Por esto, son peligrosas y manipuladoras.

Actualmente existen en nuestra sociedad una serie de mitos y prejuicios en cuanto a las relaciones de pareja (sutiles, interiorizados y casi imperceptibles) que son muy peligrosos. Éstos suelen dar lugar al machismo benévolo, caldo de cultivo para la violencia de género (la cual, por cierto, está alcanzando su cota récord y es cada vez mayor entre adolescentes). La mayoría de ellos relegan (amablemente) a las mujeres a un segundo plano en el que el hombre tiene que protegerla y/o someterla. Estas creencias también otorgan a la mujer características como la paciencia, la dulzura, la comprensión y el rol de cuidadora familiar. En cuanto al hombre, además de ser el protector y sustentador de la familia, se le atribuyen características como la agresividad, la valentía y la valía en el trabajo.

Todo esto está muy relacionado con la idea del amor romántico:

  • La idea de la media naranja y de que tenemos a alguien predestinado.
  • La pasión intensa debería durar para siempre.
  • El amor es ciego.
  • El matrimonio es la tumba del amor.
  • Los celos son una prueba del amor.
  • Separarse o divorciarse es un fracaso.
  • Se puede amar a alguien a quien se maltrata.
  • Se puede maltratar a alguien a quien se ama.
  • El amor verdadero lo puede todo.

Así que cuidado con el amor romántico y las formas “sutiles” de machismo. Que no os engañen. A veces, incluso sin darnos cuenta, el machismo comienza por nosotras mismas. ¿Qué piensan nuestros/as lectores/as?

Disfrazando al machismo

Bibliografía

Expósito, F., Glick, P. & Moya, M. (1998). Sexismo ambivalente: medición y correlatos. Revista de Psicología Social, 13(2), 159-169.

Marroquí, M. & Cervera, P. (2014). Interiorización de los falsos mitos del amor romántico en jóvenes. Reidocrea, 3, 142-146.

Rodríguez, Y., Lameiras, M., Carrera, M.V. & Faílde, J.M. (2009). Aproximación conceptual al sexismo ambivalente: estado de la cuestión. SUMMA Psicológica UST, 6(2), 131-142.


Disfrazando al machismo

Volver a la Portada de Logo Paperblog