Revista Cultura y Ocio
Vuelven los Prinnies, los golpes bajos, el humor picante y absurdo y todo un ejército de personajillos con estética de anime tal y como lo entienden los mágicos desarrolladores de Nippon Ichi. Ésta vez la historia transcurre en un instituto, sí, sí, como decimos, la historia principal de la aventura transcurre en los días de estudios de un grupo de chavales que viven en el inframundo y son aspirantes a nada menos que a ser reconocidos en el mundo de los demonios.
El objetivo es derrotar a un poderoso demonio, que resulta ser el padre del protagonista, pero... ¿por qué el protagonista quiere matar a su padre? Porque le destrozó su videoconsola con miles de horas guardadas en sus partidas. Así que empezando así, imaginaos lo que podéis encontrar.
Sólamente tiene una pega, la cual puede ser muy grave para algunos o una cosa insignificante para otros ya que el juego tiene mucho que ofrecer. Son sus gráficos, aunque estemos en una Playstation 3, el motor gráfico es exactamente el mismo usado en el Disgaea de Playstation 2. Los sprites se ven con esos típicos dientes de sierra típicos de los juegos retro. A mi me parecen bien estos gráficos ya que son muy resultones y encajan muy bien, pero... para eso ya tengo mi Playstation 2, ¿por qué no se editó ahí?
La consola de Sony alardea de alta definición, gráficos de infarto, etc..., pero un simple Disgaea la rebaja a la época de los 32bits y tiene que aguantarse porque en realidad el juego funciona muy bien.