Revista Opinión

Disidencia y Represión

Publicado el 26 agosto 2010 por Nynaeve

En el blog del Proceso de Paz, en el post “Vuelta de tuerca a la Ley de Partidos”, de El Picapiedra, llevó a NickNeuk a una reflexión sobre la disidencia y su inmediata represión, sea la primera, pacífica o no. Un par de comentarios que me encantaron, que me parece que hay que resaltar ajeno ya, al propio proceso de paz. Y aunque me consta que el propio Pica, lo reprodujo en su blog, su relevancia hace que hoy también los reproduzca en el blog.

Primer comentario (la negrita es mía):

En lo que llevamos de Historia documentada, 3000 o más años, y en las civilizaciones y estructuras de poder que hemos conocido, cientos, siempre ha habido disidencia, unas veces más consistente, otras mucho más violenta, otras más pasiva. Y lo que la experiencia histórica dice, es que tampoco importa mucho si la disidencia es violenta o no, si molesta al poder.

Y que éste es capaz siempre de reprimir por más pacífica y poco cruenta que sea la disidencia (suvbersión en esencia, porque tiende a poner en cuestión o derrumbar el statu quo, de algo que existe y se quiere que no exista, o de algo que no existe y se quiere crear).

No creo necesario poner ejemplos a decenas de resistencia pasiva, o simple contestación dialéctica que si de verdad ponen en peligro la pervivencia del statu quo, son reprimidas con brutalidad. En todos los tiempos, en todas las civilizaciones.

Pero abundando en ello, no debes ir muy lejos ni en tiempo ni en espacio para observar qué se hace con Udalbiltza y sus integrantes. O con la asociación Josemi Zumalabe y sus integrantes. Por más que disidencia más pacífica que esa no creo que pueda existir.

SI eso se hace ya, ¿Qué te dice que mañana no se va a hacer igual? Eso quiero decir. Un estado que es capaz de romper el criterio de respeto y proporcionalidad en la represión HOY y AHORA, lo va a tender a hacer siempre. Y eso no es de un gobierno concreto, es de siempre y de todos los lados.

Inevitablemente, si se conforma una disidencia que no altera para nada las cosas, no molesta al poder, pero no cambia nada, ni voltea (revoluciona nada). Una disidencia pasiva, o activa, va a necesitar necesariamente cierto tipo de “saltarse las reglas” o cierto tipo de violencia. No pagar impuestos es pacífico, pero es violento, es un acto de fuerza, encadenarte a una escavadora es pacífico, pero ese acto encierra violencia. Plantarse ante un tren, no mata a nadie, pero causa perturbación violenta (el tren debe parar sin que su deseo fuera parar= violencia).

No cuestiono nada, imagina a día de hoy, que gran parte de la población mundial, griega, o española me da igual, están absolutamente disconformes con lo que las élites están haciendo, y no “se puede” hacer nada. Si no se quiere actuar para desestabilizar el orden.

Mientras la disidencia sea “mental”, al poder no le molesta. Le da exactamente igual. Cuando pasa de ser “mental” a aplicarse en el mundo de las cosas (huelga,sentada,impago, boicot, sabotaje no cruento, y no digamos ya acción armada) es cuando el poder responde. Mientras haya como digo “esclavos dóciles” el poder no responderá.

Pero tampoco sería la primera vez que “incitadores” políticos o pacíficos, sindicalistas, o subversivos en el sentido político del término, han sido reprimidos de mil maneras, más sutiles o menos.

Hay un momento, un “punto de ruptura” en que la disidencia debe dejar de ser sólo teórica, y pasar a actuar en el campo de la materia. Y el voto, parece que no basta. El panorama de monopartido bicéfalo enquistado que domina hoy todo el mundo occidental, no permite ningún cambio de statu quo ni aunque la gente lo desee.

Segundo comentario (aquí la negrita también es mía):

Voy a poner un ejemplo de disidencia que existe hoy en día. La inmigración. (Que nadie se asombre)

Tenemos un statu quo que ha decidido parcelar el planeta, ponerle vallas, y plantar perros en las puertas para impedir el libre tránsito. Ese es el estatu quo, el inmigrante no es un disidente “organizado”, no forma parte de un movimiento politico, simplente por su necesidad o gana, se salta la valla. Acomete un acto que “violenta” las normas de los que aquí están.

¿Y qué hace el poder?, reprimir violentamente, muy violentamente me atrevo a decir. El inmigrante ejerce una disidencia en forma de desobediencia activa de la norma; se viene, salta la valla, no daña a nadie, hace lo mismo que nosotros, trabaja, vive, come y bebe. En esencia es una disidencia pacífica, sin embargo el poder comienza a violentar. Atrapará con hombres armados al interfecto, le obligará a meterse donde no desea (“el furgón policial”), su mismo cuerpo será rehén de una situación cuya custodia la acomete un ajeno al dueño del cuerpo, se le llevará esposado, con amenaza de reducción física, inmovilización corporal y marcha motriz forzada, a la frontera otra vez (en el mejor de los casos). En el peor se le encarcelará como hace España por dos meses incluso (Hay ya cárceles malllamadas “centros de internamiento” de donde no se puede salir), o por más tiempo como quiere hacer EEUU.

De hecho ya había una directiva europea que consideraba “delito” la llegada migrante, y delito a quien ayude a un migrante. Y se dan alegalmente muchos casos más graves de agresiones policiales, o ciudadanas consentidas para atacar al “disidente inmigrante”

He puesto ese ejemplo simple de disidencia “que respeta los derechos humanos” que a su vez es respondida con brutalidad. Eso quiero decir.

Lo cierto es que de este último comentario lo resaltaría prácticamente todo.

Disidencia y Represión


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