Revista Cultura y Ocio

Disjecta Membra. Alberto Hontoria Maceín

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Disjecta Membra. Alberto Hontoria Maceín
     "Me gustaría decir que pasó todo tan deprisa que no me enteré de nada. Que perdí el conocimiento. Que las hormonas secretadas por las glándulas de mi cuerpo me suministraron una anestesia infalible e inmediata. Pero no fue así. Fui bien consciente de la colisión. Percibí el impacto con los cinco sentidos."
     Uno de los mayores placeres cuando se descubre un libro es encontrar una temática nueva, un nuevo enfoque, un cambio. Sé que cada historia es diferente, pero hay temporadas en las que tengo la sensación de leer más de lo mismo una y otra vez, por eso me fijé en este libro, tenía claro que iba a ser una apuesta diferente. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Disjecta membra.

     Conocemos a Amelia, una joven que pierde las piernas en un accidente, a Seth, que nace sin un brazo y a Jack, un hombre que se queda ciego por una enfermedad en la retina. Todos ellos son personas con una discapacidad que les marca su relación con la sociedad, y todos ellos se ven unidos por la aparición del millonario Russell Cotard. Cotard tiene un plan y los medios para ponerlo en marcha: convertir a estas personas en miembros valoradas por la sociedad: en héroes.
     Disjecta membra significa miembros dispersos, y un poco sobre ese punto se articula la historia. Sobre miembros físicos perdidos, las marcas que dejan en las personas y como a su vez esas personas se convierten en una suerte de miembros perdidos, o casi, de la sociedad. Un tema complicado para una novela que tantea el límite entre lo humano y lo creado al que la sociedad se va acercando: la ingeniería como extensión de la vida o la vida extendida por la ciencia. En este caso el autor habla de prótesis, algo que ya está presente en nuestra sociedad y cada vez de una forma más depurada. Y de héroes urbanos que van "armados" con ellas.
     No busca escribir una novela de superhéroes que, como Daredevil, tengan una discapacidad y luego salven el mundo. Nuestros protagonistas no tienen una doble identidad y una máscara que les oculte la cara, ni un traje ajustado de colores llamativos. Ellos son personas que demuestran su valía cuando la vida les da la oportunidad de hacerlo. Y ahí el autor nos invita a una reflexión sobre la heroicidad real, la de cada uno, la resistencia, el valor, la lucha, las circunstancias... el carácter. Hay personas que lo tienen desde siempre y otras que, por mucha ayuda que se les preste jamás llegarán a brillar.
     Invierte Alberto más tiempo en la presentación que en las hazañas de los protagonistas ya adaptados a las prótesis que les proporciona el millonario. De hecho, la novela tiene una interesante primera parte en la que los capítulos se dividen en dos voces: comienzan en primera persona, dando voz a los tres protagonistas, y continúan en tercera persona con la introducción de Cotard. Es aquí donde les conocemos, vemos su interior y también sus estigmas, mucho más marcados los interiores que los exteriores; y también la parte en que descubrimos poco a poco el proyecto de Cotard. De hecho me ha parecido un personaje interesante, el millonario que presta su tiempo y dinero a conseguir un fin que ya nos será relatado en tercera persona. Un fin al que nos vamos acercando ya inmersos en la acción, y que nos conduce al broche final del libro que, tengo que reconocer, me ha encantado. No se ha perdido buscando la sorpresa y ha sabido dirigir la historia a un final más que adecuado y que, pese a que este será el primer libro de una trilogía, nos permite interrumpir la lectura sin necesitar saber más.
     Hoy vengo con una apuesta diferente que me ha gustado descubrir y dejo una invitación para que vosotros también lo hagáis. Personalmente, la he disfrutado.
     Y vosotros, ¿sois lectores conservadores o de vez en cuando os gusta lanzaros a la aventura literaria con títulos que se alejan de vuestras líneas habituales?
     Gracias
   

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