
En este caso la parte biográfica me la voy a ahorrar, porque desde que apareció el último comentario poco más se puede añadir, aparte de la publicación de esta novela de hoy, que está teniendo, como todas las suyas, un buen éxito de ventas y también de crítica.

La novela quiere ser un canto al entendimiento, a la idea de que la convivencia debería de ser posible como lo es en el pequeño huerto que los Zucker y los Ziad construyeron al principio. Allí las cosas siempre fueron fáciles y todo se solucionaba hablando o intentando que las cosas no pasaran a mayores. A lo largo del tiempo las familias fueron creciendo, fueron llegando nuevos miembros, matrimonios, hijos y demás, pero siempre intentaron mantener una misma línea de convivencia, sobre todo gracias a la gran relación que se establece entre Samuel y Ahmed, dos hombres provenientes de dos culturas y religiones distintas pero con una misma idea, la convivencia y la paz siempre es posible. Claro que no contaron con que hay cosas por encima de ellos que no pueden controlar y que pueden romper esa idea que ambos tienen.
La historia transcurre sobre todo entre Rusia, Palestina y París, en distintas épocas y momentos históricos. Muchos de los personajes participarán en los acontecimientos más importantes del siglo en mayor o menor medida, pero me quedo con la parte que transcurre durante la Segunda Guerra Mundial, bien conocida por todos, pero que en este caso nos deja una historia tremenda y que aparece como muy real ante el lector. Quizá, para mí, este sea uno de los grandes méritos de la novela. A pesar de ser consciente de estar leyendo una historia de ficción en más de un momento tenía la impresión de que muchos de los momentos que estaba leyendo podían ser reales, haber sucedido casi tal cual los estaba leyendo. En medio de todo esto historias de amor y de desamor, de fuertes amistades que se ven truncadas por cuestiones políticas, muertes y nacimientos, fuertes enfrentamientos entre grandes amigos y, sobre todo, mucha violencia que los personajes importantes de la novela no acaban de entender y que para ellos nunca es justificable.
La verdad es que me gustó mucho esta última novela de Julia Navarro, como dije al principio la que más me gustó de esta autora. Creo que consigue una historia que te atrapa desde el principio, tanto por lo que está contando como por la forma de contarlo. Esa alternancia entre las dos historias hace que crezca el interés, que descubras los porqués de muchas de las cosas que estuviste leyendo antes al verlas desde la otra óptica. Los personajes centrales me parecen realmente buenos, todos ellos creíbles y cercanos a una realidad que fácilmente podría ser como nos la cuenta la autora. Sobrecogido en muchos momentos por una historia de amor y amistad que demuestra que el entendimiento entre las personas debería de ser posible con un mínimo de voluntad, de querer evitar una violencia que solo trae muertes y desgracias. Creo que la autora no toma partido por ninguna de las dos partes, que pretende mostrar y demostrar algo que no coincide con la realidad. Cierto es que para ambas partes la situación no es fácil, es muy complicada y no parece tener fácil solución pero estoy seguro de que hay más Zucker y Ziad en el mundo que creen que las cosas pueden ser distintas. Os recomiendo su lectura, es una novela larga que no me lo pareció en absoluto porque me atrapó desde la primera página hasta la última.